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Desierto

DAY 22 OF 30

Socios de Dios

Preparar este devocional me dejó pensando: ¿por qué Dios insiste en trabajar con nosotros cuando podría hacerlo todo solo? Para ser sincero, a veces ni yo me elegiría. Conozco mis debilidades, mis caídas, mis limitaciones. Y sin embargo, una y otra vez, Dios vuelve a elegirnos.

El desierto nos enseña esto: no se trata de lo que podemos ofrecerle a Dios, sino de lo que Él quiere hacer en y a través de nosotros.

Génesis 1 muestra la intención original:“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra.” Dios compartió algo que solo le pertenece a Él: autoridad. Le entregó al hombre una tarea monumental: crecer, multiplicarse y administrar la creación.

¿Ves la lógica? Desde el inicio, Dios quiso socios, no espectadores. Él no necesita nuestra ayuda, pero eligió trabajar en sociedad con la humanidad.

La Biblia está llena de ejemplos. Dios hizo pacto con Noé y lo involucró en la salvación de su familia y del mundo animal. Llamó a Abraham para bendecir a todas las naciones a través de él. Usó a Isaac, a Jacob, a Moisés, a Josué. Eligió a reyes como Saúl, David y Esther. Y más adelante, en el Nuevo Testamento, llamó a pescadores comunes para sacudir el mundo entero.

El patrón es claro: Dios trabaja con personas. Personas reales, con virtudes y defectos, con éxitos y fracasos. Personas como tú y yo.

Aquí está lo intrigante: Dios sabe exactamente cómo somos, sabe de nuestras luchas internas, de nuestra inconsistencia, de los momentos en los que queremos tirar la toalla. Aún así, nos sigue llamando.

Pablo lo explica con crudeza:“Lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; lo débil escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.” (1 Corintios 1:27).

Eso significa que nadie queda fuera. Dios no espera perfección para escogerte. Al contrario, su poder se perfecciona en la debilidad.

Pedro es una muestra de ello. Antes de conocer a Jesús, ya había sido descartado por algún rabino. No era “lo mejor de lo mejor.” Sin embargo, Jesús lo eligió. Le dijo:“Sígueme.” Y con esa palabra, lo invitó a una vida de propósito.

Pedro dudó de sí mismo, negó a Jesús, tropezó más de una vez. Pero Jesús nunca dejó de creer en Pedro. Y al final, este ex pescador se convirtió en uno de los pilares de la iglesia.

La elección de Pedro nos recuerda algo clave: Dios no nos escoge por lo que tenemos, sino por lo que Él puede hacer en nosotros.

Ese mismo principio se aplica a ti. Dios te eligió con un propósito. No porque seas perfecto, ni porque tengas todos los títulos, contactos o talentos. Te eligió porque en sus manos, aún lo despreciado puede convertirse en instrumento útil.

Hebreos 2 lo expresa con asombro:“¿Qué son los simples mortales para que pienses en ellos (...)? Sin embargo, (...) los coronaste de gloria y honor. Les diste autoridad sobre todas las cosas.

Dios podría mover la historia sin ti. Pero decide contar contigo.

Reflexión

El nombre completo de nuestra iglesia lo dice todo: Jazôn, cristianos con propósito. Creemos que Dios tiene un propósito para tu vida, y queremos ayudarte a descubrirlo.

El desierto es parte del proceso. Allí entiendes que no se trata de tu fuerza, sino de la suya. Allí aprendes que, aunque no te elegirías a ti mismo, Dios ya lo hizo.

👉 Si Dios quiere ser tu socio, ¿qué parte de tu vida aún necesitas entregarle para que Él pueda usarte?

👉 Dios escogió a Moisés para sacar a Israel de Egipto. Él tiene un propósito para cada uno de nosotros. ¿Para qué te eligió a ti?

👉 ¿Por qué crees que Dios le da tanta importancia al ser humano al grado de querer trabajar por medio de él?

About this Plan

Desierto

¿Qué haces cuando la fe se seca? Cuando orar ya no emociona, la iglesia cansa y Dios parece distante. Eso se llama ‘desierto’, y lejos de ser un castigo, puede convertirse en la antesala de tu mayor encuentro con Dios. En este plan de 30 días aprenderás que el desierto revela, forma, prepara y libera. Lo que parecía tu peor temporada, puede ser el camino hacia la tierra prometida. El desierto no es tu final, es el inicio de algo nuevo.

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