YouVersion Logo
Search Icon

DesiertoSample

Desierto

DAY 23 OF 30

No sé si soy digno

Quizás lo hayas pensado alguna vez:“Señor, no soy digno de servirte.” A mí me pasa seguido. Hay días en los que me siento demasiado pequeño para la tarea que Dios me confió. Y aunque a veces me sobrepaso en autoconfianza, creyendo que lo puedo todo, tarde o temprano me choco de frente con mis límites. Entonces me doy cuenta de que no soy suficiente.

Pero es justo ahí, en esa tensión entre la incapacidad y el llamado, donde he experimentado el amor y la gracia del Señor. En circunstancias que estaban muy por encima de mis fuerzas, Él obró a través de mí. Y lo que parecía imposible terminó siendo testimonio de su poder.

En Éxodo, Levítico y Números hay momentos en que cuesta distinguir: ¿es Moisés quien actúa o es Dios? Y al final comprendemos que es Dios actuando a través de Moisés.

Lo mismo ocurre contigo y conmigo. Hay días en los que es evidente que las cosas buenas que suceden no son producto de nuestra inteligencia, bondad o habilidad. Son demasiado grandes para que seamos nosotros. Entonces, reconocemos: es el Señor.

Claro, también están los otros momentos: cuando caemos en tentación, cuando nos domina la vieja naturaleza, cuando tropezamos por orgullo o inconstancia. Ahí no hay duda: somos nosotros, no Dios. Pero cuando ves algo noble que supera tu capacidad, cuando surge de ti una palabra o un acto que ni siquiera pensaste que podías tener… es la huella del Señor obrando en ti.

Una oración constante en mi vida es: “Señor, no quiero estorbarte.” Sé que a veces yo mismo me convierto en el peor enemigo del propósito de Dios, por pecado, por falta de fe, por exceso de confianza, o simplemente por creer que lo sé todo cuando en realidad no sé nada.

Ese reconocimiento no me aleja de mi propósito, al contrario, me ayuda a depender más de Dios porque, aunque conozco mis fallas, también sé cuál es su plan para mi vida. Y cada día intento acercarme un poco más a ese propósito.

Reconocer nuestros impedimentos es vital. El pueblo de Israel tenía que caminar apenas un par de semanas desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Sin embargo, tardaron 40 años. ¿La razón? Su necedad, su incredulidad, su rebeldía.

Aun así, Dios cumplió su promesa. Ese es un punto que no podemos olvidar: Dios siempre cumple su propósito. El problema no es si Él lo hará, sino cuánto tiempo demoraremos en alinearnos con lo que Él quiere.

Lo mismo pasa contigo y conmigo. Muchas veces demoramos el cumplimiento de la promesa con nuestras actitudes. Y quizás lo que necesitamos comprender es que, aun cuando no nos sintamos dignos, Dios no nos elige por mérito, sino por lo que Él puede hacer a través de nosotros.

Éxodo 3 nos muestra la protesta de Moisés:“¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel?” Y Dios le respondió con la única verdad que basta:“Yo estaré contigo.”

No se trataba de si Moisés era digno o no. Se trataba de la presencia de Dios con él. Lo mismo contigo o conmigo: no eres digno, no soy digno, pero Él está con nosotros. Y eso lo cambia todo.

Dios no nos escoge porque seamos suficientes, sino porque su gracia es suficiente. Nos llama, nos moldea y nos usa para cumplir su plan. Y lo más increíble es que, al hacerlo, nos transforma en el proceso.

Reflexión

Tal vez hoy te sientes incapaz, indigno, demasiado pequeño para lo que Dios te pide. Déjame recordarte algo, no es tu dignidad la que te habilita, es su presencia.

👉 ¿Qué cosas te están deteniendo de avanzar hacia el propósito de Dios en tu vida?

👉 ¿Puedes creer que, aunque no seas digno, Él ya te eligió y quiere obrar a través de ti?

👉 ¿Qué cosas te detienen, en este momento, de avanzar un poco más a cumplir el propósito de Dios en tu vida?

About this Plan

Desierto

¿Qué haces cuando la fe se seca? Cuando orar ya no emociona, la iglesia cansa y Dios parece distante. Eso se llama ‘desierto’, y lejos de ser un castigo, puede convertirse en la antesala de tu mayor encuentro con Dios. En este plan de 30 días aprenderás que el desierto revela, forma, prepara y libera. Lo que parecía tu peor temporada, puede ser el camino hacia la tierra prometida. El desierto no es tu final, es el inicio de algo nuevo.

More