Día 9

ESPERANZA VIVA

Lo maravilloso de la historia de Jesús es que él nació, murió y RESUCITÓ, gracias a este último suceso tenemos la esperanza gloriosa de una nueva vida, la cual es eterna. Es la resurreción de Jesús el corazón de la fe cristiana. Como afirma el apóstol Pablo: “Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9). La esperanza se fundamenta en la certeza de que la muerte no tiene la última palabra, sino que en Cristo hay vida eterna.

La cruz vacía, el velo rasgado y el sepulcro vacío nos recuerda que Jesús es Dios de vivos y no de muertos. Estos símbolos nos recuerdan que la esperanza cristiana no es una ilusión, sino una realidad que transforma vidas. Incluso el ángel le dice a las mujeres que llegan desconcertadas a la tumba: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”. El mensaje del evangelio es esperanzador y da vida.

El nacimiento de Jesús marcó el inicio del cumplimiento de las promesas de Dios y su vida manifestó su amor en cada acción y palabra. Su muerte en la cruz selló nuestra redención, y su resurrección aseguró una esperanza eterna que nos sostiene en cada etapa de la vida. En estos 9 días, a través del plan de lectura “Nace una esperanza” no queremos celebrar simplemente un evento pasado, sino proclamar una realidad presente: Cristo vive, y en Él nuestra esperanza está firme y segura. Así, cada aspecto de la historia de Jesús se entrelaza para mostrarnos que la esperanza verdadera nace, crece y permanece en quienes confían en Él.