Día 5

ESPERANZA PARA TODOS LOS PUEBLOS

Uno podría pensar que el nacimiento de alguien tan importante sería dado a conocer primero a quienes ocupan lugares destacados en la sociedad. Sin embargo, Dios eligió revelar este acontecimiento tan maravilloso a aquellos que, como Jesús y sus padres, conocían el rechazo y la marginación. El nacimiento de Jesús se dio en la más profunda humildad, y las primeras personas en recibir esta noticia también eran humildes.

Los pastores, sorprendidos y temerosos ante lo que presenciaban, fueron testigos de algo verdaderamente extraordinario. Mientras la gloria humana se encontraba en Roma o en las altas jerarquías de Jerusalén, la gloria de Dios se manifestó entre pastores sencillos en las colinas frías de Belén. En ese momento de temor, el Señor les dirige una invitación llena de ternura: confiar y recibir el mensaje de esperanza. Cabe resaltar la actitud de estos pastores, pues estaban listos y dispuestos para obedecer a Dios.

La esperanza, esa luz poderosa que Jesús trae consigo, no conoce límites ni fronteras. Es una buena noticia que llega a todos, sin distinción de condición social. La esperanza que nació aquella noche en Belén está destinada a transformar cada corazón dispuesto a recibirla. Así, la historia nos recuerda que la verdadera esperanza se revela y se multiplica en medio de la sencillez y la humildad, alcanzando a todos los pueblos y a cada persona necesitada de luz.

Nacimiento de Jesús