Las Fortalezas EspiritualesSample

¿Quieres engañarte a ti mismo, o a Dios?
Otro tipo de prisión fue la que involucró a Ananías. Pedro reprendió a Ananías diciéndole: «¿Por qué Satanás llenó tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?». Este hecho nos muestra cómo el engaño puede arraigarse en el corazón de una persona, llevándola a mentir no solo a los demás, sino también a sí misma. Ananías pensaba que hacía algo bueno para Dios, pero lo hacía con la intención de parecer justo ante los hombres, mientras que Dios desea que nos entreguemos totalmente, sin reservas, poniéndolo a Él en primer lugar en nuestra vida.
El pecado de Ananías no fue solo la mentira, sino la falta de humildad y de sumisión a Dios. Quiso aparentar generosidad sin serlo realmente. Dios nos pide que seamos transparentes con Él y que vivamos en la verdad. Cuando nos esforzamos por poner a Dios en primer lugar, no buscamos la autoexaltación ni el reconocimiento de los demás, sino que permanecemos humildes, confiando en que será Dios mismo quien nos exalte en el momento oportuno. Las fortalezas mentales que nos empujan a querer ser admirados por los demás, o a mentir para proteger nuestra imagen, son dañinas para nuestro crecimiento espiritual.
Cuando mentimos, no solo engañamos a los demás, sino también a nosotros mismos. El hábito de decir mentiras lleva a construir una realidad distorsionada, donde la verdad se vuelve confusa y parcial. Esta actitud nos aleja de la verdadera libertad que Cristo nos ofrece. Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, y confesar esta verdad nos libera de las fortalezas mentales que nos aprisionan. Solo viviendo en la verdad de Dios podemos producir frutos que nunca se marchitan, que tienen valor eterno. Reconocer y derribar las fortalezas mentales es un paso fundamental para vivir una vida plena y auténtica en Cristo.
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Las fortalezas espirituales son barreras mentales, emocionales y espirituales que bloquean el plan de Dios en nuestras vidas. Surgen de experiencias dolorosas, creencias erróneas o pecados no confesados, dando al enemigo un punto de apoyo para frenar nuestro crecimiento espiritual. Derribarlas es vital para vivir la libertad que Cristo ofrece. A través de la Palabra de Dios, la oración y la acción del Espíritu Santo, podemos destruir estas mentiras y permitir que la verdad transforme nuestra mente, conduciéndonos a una comunión plena con Dios.
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