Compromiso o constancia

En el Evangelio, Jesús nos exhorta a enseñar y guardar todo lo que nos ha mandado, prometiendo estar con nosotros cada día hasta el fin del mundo. Este versículo nos recuerda que crecer en el conocimiento de Dios es un viaje sin fin, que requiere compromiso y dedicación.

Cuando nos comprometemos a aprender de la Palabra de Dios, podemos llegar a comprender también lo que no anda bien en nosotros. A menudo, los problemas o las dificultades que enfrentamos son fruto de fortalezas mentales, ideas arraigadas en nuestra mente que nos impiden crecer espiritualmente. Cuando encontramos obstáculos en el camino es fácil perder el interés y retroceder. Sin embargo, esto no nos dará la constancia necesaria para perseverar en lo que estamos haciendo para el Señor.

La clave para superar estas dificultades es orar, pidiendo al Señor que nos ayude a vencer los obstáculos y a reavivar la pasión por nuestro caminar espiritual. Solo con Su fuerza podemos derribar las fortalezas mentales que nos limitan y continuar creciendo en la fe.

Pablo ora para que los cristianos estén llenos de los frutos de justicia que se obtienen a través de Jesucristo, para gloria de Dios. Vivir justamente no es fácil, pero con la ayuda de Jesucristo y del Espíritu Santo, podemos lograrlo. Las fortalezas mentales solo pueden ser derribadas cuando nos sometemos a Dios y permitimos que Su Palabra transforme nuestra mente.

Pablo nos exhorta nuevamente a revestirnos de sentimientos de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Estos son los frutos que el Señor quiere ver en nosotros, y con Su ayuda, podemos cultivarlos, derribando toda fortaleza mental que nos impida ser verdaderamente libres en Cristo.