ORANDO POR UN ESPIRITU SABIO

Las oraciones de Pablo constantemente son un ejemplo para mi vida, cuando veo la manera en que él ora a Dios; conmueve profundamente mi corazón. En estas oraciones puedo ver el amor que tiene a las diferentes iglesias a las que él escribe. Sin embargo, en esta carta creo que Pablo pone mucho esmero en lo que escribe, más bien, Dios escribe a nosotros de una manera maravillosa.

Pablo siempre ha estado al pendiente de las iglesias a las cuales el pastoreo, el menciona que ha oído de la fe de ellos, y del amor que tienen por los santos y Pablo menciona que él no cesa de dar gracias por ellos. Pero hay algo más, Pablo no solo da gracias, él pide algo a Dios. Quien es el Padre de gloria, el Padre del mismo Señor Jesús. ¿A quién más podría pedir? ¿Acaso hay alguien mejor que nuestro Dios para rendir nuestras peticiones? Pablo ora a la persona correcta, no está pidiendo a cualquiera, él se presenta delante de aquel que ha creado los cielos, las constelaciones, planetas, la vida humana, al “Padre de gloria”. Pero, Pablo ora por cosas específicas, nota la oración de Pablo, él pide para que Dios les dé “espíritu de sabiduría y de revelación” y ahora la pregunta pudiera ser, ¿en qué? Bueno, el texto lo dice, en un mejor conocimiento de Él (Dios).

¿Porque Pablo pide por esto? La razón es por el Evangelio, si nosotros comprendemos el Evangelio, sabremos que nuestra vida está segura en Cristo, comprenderemos que no hay condenación para los que están en Cristo, que nada ni nadie nos puede apartar del amor de Dios, que tenemos la esperanza de vida eterna, que nuestros corazones no puedes ser arrebatados de la mano del padre, que Dios está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Mientras más comprendamos quien es Dios y su carácter nuestros corazones serán más afirmados en Evangelio, una persona que titubea acerca de la salvación y del Evangelio es porque no conoce correctamente a Dios y el Evangelio.

Por eso la oración de Pablo viene a ser crucial para nosotros, esta oración debe ser un anhelo dentro de nosotros día con día. Pero, aún más, Pablo sabe que para que esto suceda, no es en fuerzas propias, sino en dependencia de Dios mismo; necesitamos que Dios se revele a nosotros para poder ver las “maravillas de su ley” como el Salmo 119:18 lo dice. El cristiano depende de Dios para conocerle. Es por ello que nuestras oraciones deben estar repletas de este sentir “Señor, dame sabiduría para entender tu Palabra, pero te ruego que te revele a mi ser, para conocerte profundamente”. Cuando oramos de esta manera, Dios responde, porque oramos conforme a su voluntad, no oramos nada contrario a lo que él quiere. Pablo es más específico en la petición que da delante de Dios. el pide para que su corazón sea iluminado, para entender la esperanza del llamamiento dado, para que sepamos cuales son las riquezas de Su gloria de la herencia de los santos, aún más para que comprendamos la “extraordinaria grandeza de su poder”. Hermano, ¿tú sabes la grandeza del poder de Dios? Es inmensurable, no podemos medirlo, es tal cual que no hay nada que pueda impedir que su voluntad se cumpla. Por lo tanto, ¿por qué temeríamos a aspectos terrenales y pasajeros?

Es el mismo poder de Dios que resucitó a Cristo de la muerte, el que lo sentó a la diestra del Padre, el cual está reinando actualmente, que está por encima de todo y todos, por siempre y para siempre. Todo está sometido a sus pies. Cuán grande es nuestro Dios, ¿por qué no rogaríamos por conocerle más?

Nuestras oraciones deberían ser como la que Pablo hacía: “Señor dame un espíritu de sabiduría y revela a Jesucristo en un mejor conocimiento de Él”. Que el Señor nos dé un corazón el cual esté sediento de conocer a su salvador de una manera más profunda e íntima.

Responde en oración:

● Adora: Adora a Dios quien está por encima de todo principado y potestad, reinando eternamente cumpliendo su soberana voluntad por la grandeza de su poder.

● Agradece: Agradece a Dios que está dispuesto a revelarse a nosotros por medio de Su Palabra, porque es Él quien nos llena, y nos sustenta. Y nos ha dado infinitas riquezas en gloria para que nos deleitamos en Él.

● Confiesa: Confiesa que no siempre somos humildes al momento de acercarnos a Él, confiesa que no has rogado lo suficiente para que Dios se muestre a tu corazón, y que tu deseo de conocerle ha menguado muchas veces en lugar de crecer día con día.

● Suplica: Suplica a Dios por un espíritu ferviente de oración, que sepa pedir por sabiduría y entendimiento, para obtener un mejor conocimiento de Cristo. Para comprender las bendiciones que nos da, para beneficio de nuestra alma.