Envuelto: Una Reflexión sobre las Promesas de Dios en el Salmo 91Sample

El gran final de este gran salmo de consuelo y consejo es una visita directa entre Dios y cualquier creyente. En los versículos 14–16, el salmista envuelto cumple tres condiciones espirituales (en negrita), y el que envuelve hace varios compromisos personales (numerados).

(1) Yo lo libraré, porque él me ama; (2) lo protegeré, porque conoce mi nombre. (3) Él me invocará y yo le responderé; (4) estaré con él en momentos de angustia, (5) lo libraré y (6) lo llenaré de honores. (7) Lo colmaré con muchos años de vida y (8) le haré gozar de mi salvación.

¿Cuáles son las características de aquellos que están envueltos?

Aman a Dios. Los envueltos ponen en práctica el Primer Mandamiento. El amor es el núcleo fundamental de nuestra relación con Dios. Este núcleo se expande en torno a los cuatro sustantivos de la antropología hebrea, el amor primero del corazón, el amor real del alma, el amor verdadero de la mente y el amor pleno en la fuerza.

Conocen el nombre de Dios.
En la práctica hebrea, los nombres reflejan el carácter. El salmista está inmerso en el Único que ocupa la posición suprema, posee la capacidad absoluta, muestra amor constante y manifiesta acción original. El salmista y Su pueblo enfrentaron ataques de enfermedad y muerte. Sin embargo, esas circunstancias no los hicieron retroceder respecto al buen carácter, la total capacidad y los propósitos rectos de su Dios. El que habita permanece en las promesas conocidas de una vida larga y protegida, aun si experimenta la circunstancia excepcional de enfermedad terminal o muerte prematura, dentro de los propósitos desconocidos de un Dios totalmente bueno, poderoso y justo. “Conocer” no es solo creer en el nombre de Dios; es hacerlo conocido mediante confesión pública.

Invocan a Dios.
Más allá de confesarlo, los envueltos claman a Dios en intercesión. Ruegan por protección y preservación. Esta tercera característica se concreta en la oferta inequívoca de nuestro Señor: “En aquel día ya no me pedirán nada. Les aseguro que mi Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán para que su alegría sea completa” (Juan 16:23–24 NVI). La invitación de Jesús a orar al Padre en Su nombre es única entre todas las religiones. ¿Puedes creer que conoces el nombre de Dios? ¿Quién más te ha dado el privilegio de usar Su nombre para acceder a Dios y a Su obrar? Invoca a Dios en el nombre de Jesús.