Envuelto: Una Reflexión sobre las Promesas de Dios en el Salmo 91Sample

Inflación desbordada, amenazas pandémicas, escasez de fórmula, alimentos y combustible, y tragedias nacionales de guerra y asesinatos dominan los titulares. Todos somos vulnerables. Así que avancemos en el Salmo 91, pasando de la abstracción a la aplicación, y consideremos la preservación de los creyentes por parte de Dios. En cuanto a la prevención, estás cubierto. En caso de necesitar protección, Dios te sostiene.

“Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas” (v. 3). Como un ave majestuosa cubre a sus crías, el Señor te cubrirá con Sus plumas y bajo Sus alas hallarás refugio; Su verdad será tu escudo y tu baluarte (v. 4). “Baluarte” comunica prevención frente a ataques mortales, tanto repentinos como continuos, ya sea de noche o de día (vv. 5–6). Estos ataques podrán abatir a multitudes, pero a ti no te afectarán (v. 7). Aunque no puedas defenderte, no tendrás más que abrir bien los ojos para ver a los impíos recibir su merecido (v. 8).

Las misericordias preventivas de Dios nos revelan cuánto ignoramos. En el cielo, sabremos cuán seguido y cuán cerca estuvimos del peligro y la destrucción. Por ahora, conocemos en parte y vemos como en un espejo no tan claro. Cuando veamos al Señor cara a cara y conozcamos plenamente, solo diremos: Ahora vemos. (1 Corintios 13:12).

Hasta entonces, aquí hay cuatro características de las promesas de cobertura preventiva de Dios en los versículos 3–8:

• Continua, en el tiempo. Estés despierto o dormido, ninguna hora del día o la noche debilita la atención de Dios.
• Completa, en alcance. La cobertura de los versículos 3–8 y 10–12 es paralela a los ataques de enemigos humanos o fuerzas sobrenaturales, ya sean físicos o verbales, visibles o invisibles, privados o públicos, repentinos o persistentes.
• Coordinada, con los propósitos de Dios. Nada es aleatorio o accidental. Él dispone de todas las cosas para el bien de los quienes lo aman (Romanos 8:28). Incluso convierte el mal en bien (Génesis 50:20).
• Consistente, en intensidad. Nada puede “separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:39).