Envuelto: Una Reflexión sobre las Promesas de Dios en el Salmo 91Sample

En una cirugía invasiva, un “cuadrante de seguridad” marca cuatro puntos en la superficie del cuerpo humano para evitar errores. En el ámbito de la seguridad pública, esta misma expresión señala zonas de refugio destinadas a proteger a las personas.

En el Salmo 91, cuatro metáforas y cuatro nombres de Dios nos señalan un cuadrante de seguridad. Comenzaremos con las metáforas.

Abrigo: Dios guarda al creyente. Entramos en esta promesa cuando habitamos en Dios como nuestro abrigo preferido. No se trata sólo de estar temporalmente escondidos en Él. Habitar en Dios se expresa de forma personal cuando confiamos en Él.

Sombra: Solo el objeto más grande puede verse reflejado en la silueta de su sombra, aunque objetos más pequeños estén resguardados dentro de él. Dios nos cubre con Su sombra para protegernos, así como nos ilumina con Su presencia.

Refugio: Le decimos al Señor: “Tú eres mi refugio”. Esto no es simplemente un pensamiento positivo. Aquí la “confianza” se expresa con palabras: “Diré yo al Señor…” (v. 2; cf. v. 9), pero significa mucho más. Es un reconocimiento personal: un acercamiento y una dependencia de Dios.

Fortaleza: “Castillo”, sinónimo de refugio, es un término frecuente en los salmos como imagen de defensa. Dios nos envuelve en sí mismo como nuestro castillo. Los ataques (o atacantes) tienen que pasar por Él para llegar a ti. Nadie lo logra sin Su conocimiento o permiso.

Observa los pronombres posesivos junto con el “yo”: mi refugio, mi fortaleza, mi Dios. Una vez declarado esto, ya no se puede volver a otras fuentes de protección que sea necesaria y suficiente. El salmista no tenía seguro de auto, de salud o de vida que le garantizara cobertura ante accidentes, enfermedad o muerte. Dios es el lugar de preservación, prevención y protección personal.