JUANA

Vestida de agradecimiento

Esta mujer tuvo la dicha de conocer y seguir a Jesús mientras el hacía su ministerio. Además, es una de las mujeres que la Biblia reporta que aportaban dinero para el sostenimiento del ministerio de Jesús. Ella era una mujer influyente que estaba familiarizada con la vida en el palacio y con la alta sociedad porque su esposo era el administrador de un rey. Por su posición social ella debía tener acceso a lujosas fiestas y privilegios en el palacio. Juana decidió creer en Jesús por agradecimiento, ya que ella fue una de algunas mujeres que el sanó de enfermedades y dolencias. Sus aportaciones al ministerio de Jesús eran opcionales, nada la obligaba a hacerlo. De esta influyente mujer podemos aprender que:

• Podemos apoyar causas cercanas a nuestro corazón, aunque nadie más en nuestra familia las apoye.

• Se puede ser influyentes, tener dinero y fama, pero ser humilde con corazón de servicio.

• Debemos gradecer y retribuir a quien nos ayuda.

• Los recursos que Dios nos da son para compartir y no para acumular.

• Lo ideal es asistir a eventos sociales donde se apoye una buena causa.

• Ser una “mujer de la casa” no nos exime del compromiso de ayudar al prójimo.

• Podemos usar nuestra influencia, talentos etc. para ayudar a otros.

• Nunca debemos mirar con desprecio a los necesitados.

• Podemos tener intereses diferentes a los de nuestra pareja.

A través de la historia ha habido muchas mujeres que han sido como Juana, que han dejado un legado de influencia en la sociedad y en sus comunidades. Otras mujeres quieren ser bendecidas con lo mejor, pero no aportan nada o muy poco a la vida de los demás. ¿A quién tu impactas o ayudas aparte de los deberes obligatorios en tu familia y trabajo? No cuenta como respuesta la influencia que ejerces al criar hijos o la ayuda que provees mientas te ganas el sustento. Te reto a que hagas un inventario de los recursos, talentos y tiempo que podrías usar para el beneficio de otros. Luego investiga en tu comunidad donde puedes invertir eso que tienes al involucrarte como voluntaria en la iglesia, en tu trabajo, en la escuela de tus hijos, ayudando a otras mujeres, al pobre, en las cárceles, etc. Anímate, aunque estés llena de responsabilidades, tú también puedes ser como Juana.

“Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.” Mateo 25:40