SOY COMO ELLAS - 52 Mujeres bíblicas para REPARAR TU VIDA luego de un divorcio, viudez o separación Sample

UNA MUJER ENCORVADA

NO MIRES MAS AL SUELO

En una ocasión Jesús estaba enseñando en una sinagoga y al terminar se fijó que en la parte de atrás había una mujer encorvada. Era costumbre que las mujeres debían sentarse en la parte de atrás de las sinagogas, alejadas de los hombres. Él la vio y sintió compasión de ella, por lo cual la llamó y la sanó. Ese lugar estaba lleno de gente religiosa que no se alegraron de ver la mujer sanada, ya que ese milagro ocurrió un sábado. Por motivos religiosos, se suponía que la gente no trabajara el sábado. Ese milagro se consideró trabajo. Jesús le dijo hipócritas a esos religiosos y les preguntó si ellos desatarían uno de sus burros si se queda atascado un sábado. Jesús comparó lo que Él hizo por esa mujer al acto de desatarla de la condena espiritual y física que tenía por 18 años. Ese día esa mujer dejo de mirar al suelo y comenzó a ver la belleza de una vida sin limitaciones físicas ni espirituales. Esta mujer no tuvo que ir donde Jesús, ella no pidió ese milagro. Jesús la vio a la parte de atrás, ella ni siquiera estaba tratando de llamar su atención y fue sanada al frente de todo el mundo para que la gente viera el poder que Él tenía. De esta mujer podemos aprender que:

• Dios sabe nuestras necesidades, aunque no se lo digamos.

• Nunca pasamos desapercibida delante de Dios.

• Aprendamos a esperar por nuestro turno de ser bendecida.

• A veces los milagros suceden cómo y cuándo menos se esperan.

• Toda prueba de salud tiene su final. Una mujer tuvo flujo de sangre por 12 años. Esta estuvo encorvada por 18 años.

• Es necesario mantener la fe intacta mientras se espera. Si dejamos de creer, no recibiremos lo que esperamos.

• Ignoremos a las personas que critican nuestros procesos o que opinan que no merecemos ser asistidas por Dios

• Vivamos esperando cosas buenas. Eso no es positivismo, es fe.

• Reconozcamos que nuestras acciones, malos estilos de vida y el estrés nos pueden causan enfermedades físicas.

• La recompensa por nuestra fe podría ser hecha pública, para que podamos dar testimonio de lo que Dios hizo.

Tal vez tienes algo de lo que necesitas ser desatada. Dios puede romper hoy esa atadura a algún vicio, persona, estilo de vida que te mantiene prisionera en tu propio cuerpo y alma. Tal vez Dios te vea de lejos y decida ayudarte o puedes pedirle que te ayude. Cuando pidas algo a Dios sigue este orden: da gracias por lo que ya tienes, expresa tu petición y finalmente dile a Dios que aceptarás lo que Él decida. Te lo conceda o no, sigue creyendo con un corazón agradecido. Siempre Dios está mirando tu necesidad, aunque no lo veas. Decide nunca más mirar al suelo, ya fuiste liberada. Mira hacia arriba de donde proviene la luz y la bendición de Dios.