SOY COMO ELLAS - 52 Mujeres bíblicas para REPARAR TU VIDA luego de un divorcio, viudez o separación Sample

LA VIUDA POBRE
LA INTENCIÓN TIENE UN GRAN VALOR

Una vez Jesús estaba en el templo y se fijó como las personas daban ofrendas de dinero. Se percató que los ricos pasaban y echaban del dinero que les sobraba en la caja donde se ponían las ofrendas. También vio como una mujer viuda muy pobre llegó allí y colocó dos monedas de bajo valor en la caja de ofrendas, las cuales eran todo lo que tenía para vivir. Jesús les explicó a Sus discípulos que la ofrenda de la viuda valía más porque ella lo hizo con sacrificio, mientras a los ricos no les costó demasiado. De esta viuda pobre podemos aprender que:

• Para Dios la intención vale más que la cantidad.

• Cuando no tenemos mucho dinero para dar, podemos donar de nuestro tiempo y recursos.

• Cada cual debe dar de acuerdo con sus posibilidades y no comparándose con los demás.

• Cuando ayudemos no lo hagamos para tener reconocimiento.

• Dios conoce los corazones y nuestras intenciones ocultas (Hebreos 4:12).

• Nunca demos migajas en la iglesia ni a nuestra familia o amigos. Demos siempre lo mejor.

• Hay situaciones en que tenemos que dar sin esperar nada a cambio.

• No tengamos miedo de compartir lo poco que tengamos. Dios puede darnos más.

• A veces tenemos las mejores intenciones al hacer algo, pero nuestras acciones pasan desapercibidas.

• Hay cosas en la vida que no se resuelven con dinero.

• Dios tiene sus maneras para proveer para las mujeres que enfrentan la vida solas (Salmos 146:9).

• A Dios no le importan las influencias ni el poder. Tampoco le importa el dinero que tiene la gente (Salmos 118).

Puedes estar segura que Dios está tomando nota del esfuerzo que estás haciendo para sostener a tu familia con los recursos que tienes a la mano. Te exhorto a compartir con alguien lo que tienes y a aportar dinero en alguna iglesia o causa que ayude a los demás. Sigue adelante con lo mucho o poco que tengas. Dios quiere bendecirte en todo, así que pídele lo que necesites. No te amargues pensando en esa persona que puede o debería ayudarte, pero decide no hacerlo. Ellos les darán cuentas a Dios. Sigue adelante con tus hijos y confía que Dios te proveerá.