RISPÁ

NUESTROS HIJOS NO TIENEN LA CULPA DE NUESTRAS MALAS DECISIONES

Esta mujer sin marido ejemplifica el compromiso que una madre tiene con sus familias en cualquier circunstancia. Ella es un ejemplo de compasión, amor, tenacidad y entrega para con la familia. De ella sabemos que era la concubina del rey Saúl y que tuvo dos hijos con él. Este hombre hizo cosas buenas que fueron opacadas por el daño que tramó contra mucha gente. Ella también ella tuvo relaciones sexuales con un hombre llamado Abner, que era rival de Saúl (2 Samuel 3:6-8). Estos dos detalles nos dejan ver el carácter moral de Rispá. Sin embargo, ella y sus dos hijos fueron víctimas de una guerra que ella no buscó. Saúl estuvo en guerra con cierta gente y luego que él murió, esta gente buscó venganza. Parte de la venganza fue que mataron los dos hijos de Rispá y cinco nietos del Rey Saúl. Luego de esta tragedia sin sentido, ella se quedó sentada en una piedra cuidando los cadáveres que habían dejado al descubierto para que ningún animal salvaje se los comiera. Cuando el rey David supo del gesto de esta mujer, buscó el cadáver de Saúl y de otros familiares y los enterró junto con los siete cadáveres que estaban bajo el cuidado de Rispá. Ella cumplió con su deber de madre al no abandonar sus hijos cuando vivían y ni aun después de muertos. Es notable que ella no solamente se encargó de los cadáveres de sus dos hijos, pero tuvo cuidado de los siete cadáveres. Con esto demostró un carácter compasivo y amoroso que la reivindicó de los errores del pasado. Aunque ella no fue un buen ejemplo como mujer, si fue una buena madre víctima de los pecados de otro.

De Rispá podemos aprender que:

• Cualquier relación con un hombre casado es una sentencia de maldición.

• Nuestro deber como madre debería tomar precedencia sobre nuestras acciones como mujer.

• En ocasiones tendremos que remediar situaciones injustas de las cuales no tenemos culpa ni parte.

• Somos responsables de aceptar las consecuencias de nuestras malas decisiones.

• Es aceptable arrepentirse de haber escogido un mal padre para nuestros hijos, pero debemos respetar el linaje de nuestros hijos. Cada niño tiene derecho a saber quién es su padre.

• Nunca es tarde para cambiar nuestros corazón y nuestra manera de vivir.

• Debemos estar preparadas para soportar pérdidas en nuestras vidas.

• Las mujeres debemos entender que nuestras parejas tienen dos facetas diferentes en nuestras vidas; como nuestra pareja y como padres de nuestros hijos. Separar estas dos facetas es de beneficio para nuestros hijos. Algunos hombre fueron malos esposos, pero otros son buenos padres o viceversa.

• Antes de embarazarnos debemos pensar en las consecuencias. El aborto no es una herramienta de prevención para embarazos no deseados. La salud reproductiva de una mujer sin marido, es responsabilidad de la propia mujer, no del novio o hombre en turno que podría seguir su camino sin ningún tipo de compromiso o responsabilidad. Ser responsables es prevenir embarazos no deseados antes de embarazarse, no después. Te exhorto a no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero si decides hacerlo, sé responsable y encárgate de tu salud reproductiva. (2 Timoteo 3:6) (1 Corintios 6:18) (Salmos 139:16).

Dios nos entrega hijos para cuidarlos, no para matarlos. Si tu has abortado o piensas hacerlo te recomiendo que busques ayuda profesional. Los hijos que nos han quedado de relaciones fallidas son una ganancia. A nuestros hijos no les importa si en el pasado fuimos llamada la concubina, la otra, la amante o la esposa. Ellos solo saben que tienen una mamá vigilante para defenderlos de los peligros de la vida. Escojamos cuidar los corazones de nuestros hijos y fomentar lazos de unidad al permitir que tengan una relación con su padre y su familia paterna. Hay padres que abandonan sus hijos o los abusan. En ese caso busquemos otras alternativas para que nuestros hijos pueden desarrollar relaciones sanas que sean de bendición para sus vidas.