LA VIUDA DEL ACEITE

LOS PROBLEMAS NO SE RESUELVEN SOLOS

Esta mujer viuda vivía con sus hijos y tenía un problema financiero. Si ella no pagaba una deuda que había dejado su marido antes de morir, le iban a llevar a sus hijos para esclavizarlos. Ella buscó el consejo de un profeta y este le dio una fórmula para solucionar su problema, la cual constaba de dos componentes; una parte era basada en fe y la otra requería una acción de su parte. El profeta le preguntó a ella que tenía disponible en la casa. Ella respondió que solo tenía una botella llena de aceite. Al hombre se le ocurrió que ella multiplicara el aceite que tenía. En el mundo natural eso es imposible, pero en el mundo de la fe cualquier cosa es posible. La mujer no lo cuestionó y por fe hizo lo que el hombre le indicó. La mujer y sus hijos pidieron a sus vecinas jarras de aceite vacías, se encerraron en su casa y fueron llenando hasta la última de las vasijas que habían conseguido. En ese momento el aceite se acabó. Cuando tuvieron las vasijas llenas, el profeta le dijo la segunda parte de la formula, la envió a vender todas las vasijas de aceite. Con el dinero que recolectaron pudo pagar la deuda, asegurando la libertad de sus hijos y le sobró para vivir.

De esta mujer podemos aprender que:

• Cuando se tiene un problema hay que enfrentarlo inmediatamente.

• Debes ser creativa y responsable en la administración de tu casa.

• Darle participación a los hijos en las tareas y responsabilidades de la casa.

• Siempre es bueno pedir ideas a gente sabia.

• Lo que nuestros ojos físicos ven, no es lo mismo que se ve con los ojos espirituales.

• Actuar es parte de la fe. No solo podemos orar para que Dios aleje o resuelva nuestros problemas.

• Dios no desampara a las madres que crían solas a sus hijos.

• Los problemas más serios los resolvemos a puertas cerradas dentro de nuestros hogares.

• Las bendiciones fluyen como aceite donde hay una mujer que cree y confía en Dios.

• Se vale salir a pedir ayuda en la comunidad. No necesariamente tenemos que contar nuestros problemas, pero sí pedir y aceptar ayuda.

Cuando se nos presente un problema o dificultad, escojamos ver mas allá de las botellas vacías que nuestros ojos físicos pueden ver. Usemos nuestra fe, sabiduría y creatividad para salir a conseguir lo que necesitamos, sabiendo que ya Dios ha preparado todo para que cada una de nuestras botellas vacías sean llenadas. Mantén los ojos abiertos a los milagros que te ocurren día a día, para que no se te escape ni una gota de aceite.