BETSABÉ

NO ES UNA MALDICIÓN, ES UNA CONSECUENCIA

A esta hermosa mujer la encontró la desgracia sin salir de su casa. Un día mientras Betsabé se bañaba en su terraza, fue admirada por el Rey David quien la observaba desde la distancia. Al parecer el rey estaba aburrido en su palacio mientras sus soldados peleaban en la guerra. El esposo de esta mujer era uno de esos soldados que estaba en la guerra. Betsabé fue seducida por el Rey David, tuvo una relación extra-matrimonial y quedó embarazada. El rey hizo lo posible por adjudicarle el embarazo a su súbdito, pero su plan falló. Entonces el planificó para que lo mataran en la guerra y así quedarse con ella. Betsabé lloró la muerte de su esposo aunque estaba embarazada de otro hombre. Luego se convirtió en reina al casarse con el Rey David. A Dios no le gustó la conducta de ambos. El recién nacido que tuvieron de esa relación murió luego de haber enfermado gravemente. Dios entendió que ellos estaban arrepentidos y les dio una segunda oportunidad. Fueron bendecidos con otro hijo quien llegó a ser el sabio rey Salomón.

De Betsabé podemos aprender que:

• Ser hermosa es una bendición que debe ser bien usada.

• Debemos ser cuidadosas de no exponer nuestros cuerpos a la lujuria de otros. Esto incluye a nuestros hijos, no debemos estar exhibiéndolos en las redes sociales o publicando fotos sensuales de nuestros hijos.

• No podemos controlar que le gustemos a un hombre, pero es nuestra responsabilidad darnos a respetar.

• Nunca debemos aceptar estar en una relación con un hombre casado.

• No debemos guardar secretos ni ser cómplices de los secretos de otros.

• Las tentaciones llegan sin que las invitemos a nuestras vidas.

• A pesar de nuestras fallas, Dios está dispuesto a darnos segundas oportunidades.

• Nuestra felicidad no puede estar cimentada en la desgracia de otros. La infidelidad siempre acarrea consecuencias.

• Debemos pensar en las consecuencias antes de actuar. Todo puede llegar a saberse.

• Cuando obtengamos una bendición que fue basada en la desgracia de otro o en un pecado, se vale contar la verdad. Contar la bendición sin decir la verdad denota que aún no entendemos la gravedad del pecado. Por ejemplo: cuando una mujer es muy bendecida en su matrimonio, pero ese esposo se lo quitó a otra mujer, ella puede decir lo feliz que es, siempre y cuando acepte que obtuvo esa bendición como consecuencia de un pecado.

Todas hemos pecado, algunas con peores consecuencias que otras. Lo importante es arrepentirnos. Dios puede darnos una segunda mejor oportunidad. Lo ideal sería ser mujeres sabias y tomar las mejores decisiones para nuestras vidas. Nuestro belleza física y todo lo demás que Dios quiera darnos, son bendiciones que deben ser usadas sabiamente y nunca deben usarse para manipular a un hombre. No vayamos por la vida diciendo que somos maldecidas, cuando la realidad es que estamos pagando la consecuencia de nuestra poca sabiduría.