Romper los lazos

Cuando Isaías habla de romper los lazos, no se refiere simplemente a recuerdos dolorosos o experiencias tristes para olvidar. Habla de lazos reales, profundos, tóxicos. Relaciones, dependencias, hábitos e influencias que nos mantienen prisioneros y condicionan nuestra vida, alejándonos de la voluntad de Dios.

Conozco historias de ex mafiosos, ex drogadictos, hombres y mujeres encadenados durante años a sistemas de pecado y destrucción. Ningún curso de recuperación, ninguna filosofía, ninguna fuerza humana logró liberarlos. Pero cuando la Palabra de Dios entró en sus vidas, algo se rompió.

Los lazos más fuertes, aquellos que parecían indestructibles, se derrumbaron. La Palabra rompió yugos, desató nudos y liberó corazones.

Esta es la potencia de la Palabra de Dios: no solo consuela, sino que libera. No solo ilumina, sino que rompe toda cadena.

No hay lazo demasiado antiguo, profundo u oscuro que Su Palabra no pueda romper.

Oración: Señor, Tu Palabra tiene poder. Rompe cada lazo en mi vida que no venga de Ti y hazme caminar en verdadera libertad.