Habita ricamente en ti

Hemos llegado al último día de este plan bíblico. Mi deseo es que estos 30 días te hayan enriquecido, animado y hecho crecer en las cosas de Dios.

Concluimos con una invitación extraordinaria: deja que la Palabra de Cristo habite ricamente en ti. Al meditar sobre esto, pensé en la luz del sol, que cada día disipa las tinieblas. El sol es poderoso, esencial, pero hay un problema: no se puede mirar directamente sin hacerse daño y quedar ciego. La luz es demasiado intensa.

Sin embargo, Dios, en su gracia, resolvió esto también. Tomó la luz de Su Palabra y la puso dentro de nosotros. No para cegarnos, sino para iluminarnos.

La Palabra de Dios no nos fue dada para permanecer afuera, sobre un papel o un estante. Fue dada para entrar, fusionarse con nuestro espíritu, para brillar desde dentro.

Y ahora tú, hijo de Dios, eres llamado a brillar. Deja que la Palabra viva y resucitada se manifieste en tu vida. Camina en la luz, lleva la luz, sé luz en medio de las tinieblas. El mundo necesita la luz que llevas. Brilla.

Oración: Señor, gracias por Tu Palabra que vive en mí. Haz que Tu luz brille a través de mí cada día. Ayúdame a vivir de manera que el mundo vea a Cristo en mí. Amén.

Dios te bendiga y te fortalezca,

Pastor Carmelo Orlando