YouVersion Logo
Search Icon

Prueba De PaternidadSample

Prueba De Paternidad

DAY 6 OF 6

Imita a tu Padre

Llegaste al final de esta “prueba de paternidad”. Viste la llamada a examinarte, las marcas de una vida sin Cristo y con Cristo, el rescate de la custodia y el abrazo de la adopción. ¿Y ahora qué? Dios quiere que sepas que tienes vida eterna si crees en Jesucristo (1 Jn 5:11–13) y que vivas como hijo amado.

¿Te has fijado en cómo los hijos suelen imitar a sus padres? Gestos, manías, incluso la manera de hablar. La ciencia habla de “neuronas espejo”: células que nos ayudan a reproducir lo que vemos de cerca. Lo genial es que esto también pasa en familias adoptivas. No es solo por genética, sino porque mientras más tiempo pasan juntos, más se empiezan a parecer.

Somos llamados a ser imitadores de Dios, como hijos amados (Ef 5:1–2). Fuimos creados a su imagen y semejanza (Gn 1:26–27); esa imagen no se perdió, pero el pecado la distorsionó. Pero en Cristo, el Padre nos adopta y comienza a renovar esa imagen: nos conforma a la de su Hijo (Ro 8:29) y nos reviste del nuevo hombre que “se va renovando… conforme a la imagen de su Creador” (Col 3:10; Ef 4:24). ¿Y cómo ocurre esa transformación en nosotros? Contemplándolo y caminando con Él (2 Co 3:18). Mantenernos cerca de nuestro Padre reestructura nuestro ADN espiritual. Reordena nuestros amores, corrige hábitos, alinea deseos y prioridades, hasta que su carácter sea un reflejo natural de nosotros.

Por eso, dos movimientos sostienen a los hijos: pensar y practicar.

Piensa: llena tu mente con lo verdadero, justo y amable. Deja que la Palabra sea el molde de tus pensamientos cada día.

Practica: sé hacedor de la Palabra. Da pasos pequeños hoy: perdonar, restituir, servir, cerrar una puerta al pecado y abrir otra a la reconciliación. No tiene que ser perfecto, solo debe ser persistente. Y cuando tropieces, vuelve a casa. Te aseguro que el Padre no cambió el cerrojo.