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Prueba De PaternidadSample

Prueba De Paternidad

DAY 4 OF 6

Batalla de custodia

Recuerdo una conversación dolorosa con un hombre en plena batalla por la custodia de su hijo. No estaba enojado; estaba roto. Sabía que el ambiente donde su hijo quedaría no era seguro. Haría lo que fuera por rescatarlo. Esa escena se me quedó grabada porque refleja, a su manera, el amor feroz de Dios. Los que hoy conocemos a Dios estuvimos atrapados en una batalla de custodia entre tinieblas y luz. El enemigo pensó que podía retenernos, pero se equivocó: Dios peleó por nosotros. En la cruz, Jesús desarmó al que tenía el poder de la muerte y liberó a los que vivían esclavos del temor (Heb 2:14–15). Por eso, el Padre no solo nos libró de una mano cruel, sino que nos trasladó del dominio de las tinieblas al reino de su Hijo amado (Col 1:13–14).

Esta libertad no es sólo un cambio de estado, es un traslado completo de reino. Juan 8:36 nos dice que el que el Hijo libera, será verdaderamente libre. Es decir, libre para decir no al pecado que antes nos dominaba y libre para caminar en obras preparadas por Dios (Ef 2:1–5). Si aún no conoces a Jesús, hay un Padre que pelea por ti. No tienes que quedarte bajo la custodia de la mentira, el miedo o la culpa. Cristo ya firmó tu carta de liberación con su misma sangre.

Y si ya eres de Cristo, recuerda: la batalla no terminó en tu fuerza, terminó en la suya. Cuando viejos amos toquen tu puerta, no negocies con ellos. Perteneces a otro reino y a otro Padre. Corre a Él y deja que su Palabra y su Espíritu dominen tu corazón.

¿Hay alguna cadena que intenta volver a atarte? Identifícalo y entrégaselo al Padre.

Oremos: Padre, gracias por pelear por mí y trasladarme al reino de tu Hijo. Rompe toda atadura que intente reclamarme y enséñame a vivir en tu libertad. Amén.