Jesús usa lo que tienes

Pedro tenía una barca, su instrumento de trabajo, el medio con el que se ganaba la vida. Jesús le pide usarla, no para pescar, sino para predicar. Es significativo: antes de llamarlo a dejarlo todo, parte de lo que Pedro ya posee.

Esta dinámica es importante: Dios no siempre pide abandonar todas las cosas, sino que muchas veces usa lo que tenemos para propósitos más grandes. Nuestra “barca” puede ser nuestro trabajo, los talentos, el tiempo, los recursos. Cuando se los confiamos, Él los transforma y los usa para algo eterno.

Dios siempre ha obrado de esta manera. Cuando Moisés se sentía incapaz frente al llamado de Dios, el Señor le preguntó: “¿Qué tienes en la mano?”. Moisés tenía solo una vara, pero con ella dividiría el Mar Rojo. También el muchacho con cinco panes y dos peces tenía poco, pero en las manos de Jesús ese poco alimentó a miles de personas.

Pedro sigue un recorrido: primero presta la barca a Jesús, luego obedece y echa las redes según Su palabra, y finalmente, delante del milagro, entiende quién tiene delante y lo deja todo para seguirlo. Es un camino progresivo: primero pones a disposición lo que tienes, luego experimentas el poder de Dios, y al final descubres que nada vale más que estar con Él.

A menudo nos preocupamos de no tener suficiente para ofrecer a Dios. Pero nunca se trata de cantidad, sino de disponibilidad. Jesús no te pide que lo dejes todo, sino que confíes y pongas en Sus manos lo que tienes. Cuando lo haces, descubrirás que Él siempre tiene planes más grandes de los que imaginas. Descubrirás que tu barca vale menos de lo que Cristo tiene para ofrecerte.