Amado Rey,

Gracias por invitarme a tu banquete.
Gracias por abrirme las puertas del palacio, incluso cuando yo misma dudaba de mi valor.
Hoy me rindo a tu tratamiento. Acepto el proceso, la formación, y el quebranto que me prepara para lo eterno. Saca de mí todo lo viejo, lo que no proviene de Ti, y revísteme con tu propósito. No quiero brillar por fuera, sino agradarte por dentro.

Hazme como Ester: humilde, obediente, dispuesta, paciente. Enséñame a no despreciar tu llamado como lo hizo Vasti, sino a responder con fe y con gracia.

Hoy me visto con Cristo, me visto con amor, con obediencia, con una nueva naturaleza y camino hacia el lugar al que Tú me llamas, con la certeza de que si Tú me preparas, nada me detendrá.

Gracias por tratarme como a una reina.
Gracias por confiar en mí para un tiempo como este.

En el nombre de Jesús,
Amén.

Esther - Averly y Laila olivera