Jesús, Enséñame: Colaborando Con El Espíritu Santo en Mi MaternidadSample

Jesús identifica

Hace un tiempo, sin darme cuenta, le pregunté a Jesús: "¿Cómo puedes entender lo que es ser padre si nunca tuviste hijos?".

Estaba sentada en el porche un caluroso día de verano; mi cabeza reclinaba sobre una silla blanda y acolchonada. Me sentía completamente desesperada por una discusión que tenía con uno de mis hijos adolescentes. Había hablado con dureza por ira, y mi corazón se afligía. Me hundía en la derrota y no creía que Jesús pudiera identificarse conmigo como madre.

¡La respuesta de Jesús me sorprendió!, "Tuve doce, y uno me traicionó".

No puedo expresar con palabras cuán profundamente esas palabras rompieron mi desánimo; sin embargo, lo que dijo a continuación ministraba aún más a mi corazón.

"No te lo tomes como algo personal cuando tus hijos deciden no obedecerte ni amarte. Aunque Judas estaba conmigo todos los días y veía mi corazón, aun así eligió hacer lo que quería. Yo no lo detuve".

Mientras estas palabras se abrían paso con ternura en mi corazón, supe que Jesús comprendía y se identificaba profundamente, mucho más de lo que yo creía. También me reveló algo más en ese mismo instante: Cuando crío a su manera en lugar de la mía, no puedo ofenderme. Él ve el panorama general, así que puedo confiar en su camino.

La ofensa y la condenación surgen como resultado de criar a nuestra manera, con nuestras propias fuerzas. Como madre, es fácil criar desde esta perspectiva: sentirse herida cuando nuestros hijos se rebelan o desobedecen. A menudo intentamos forzar o manipular a nuestros hijos para que se ajusten a nuestro molde. Ofendernos nos lleva a condenar en lugar de amar y discipular.

Cuando escuchamos a Jesús en nuestra crianza, no hay necesidad de ofender. El resultado, en última instancia, pertenece al Señor; podemos dejarle los resultados con confianza.

Así como Jesús oró y obedeció humildemente al Padre en todo, nosotras también debemos orar y obedecer humildemente a Jesús en nuestra crianza. Criar a su manera, en lugar de a la nuestra, trae resultados hermosos y duraderos a nuestros hijos.

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29 RVR1960).

Oren conmigo...

Jesús, gracias por identificarte conmigo como madre. Gracias por no avergonzarme cuando acudo a ti en busca de respuestas. ¡Tus caminos son tan buenos, y al final, siempre funcionan! Ayúdame a permanecer en silencio, a estar lo suficientemente quieta para escuchar tu voz y luego a escuchar tus consejos. Quiero seguir tus caminos y no los míos, porque tú tienes las llaves que necesito en mi crianza. Amén.

Con cariño,

Mari Jo Mast y el equipo de Club de ayuda para mamás

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