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Una vida de intimidad con DiosSample

Una vida de intimidad con Dios

DAY 338 OF 365

Tus problemas, mis problemas

“Nunca hagan nada que ocasione un problema para los demás”, 1a Corintios 10:32, PDT.

Un ratón espiaba por el agujero de una pared. De repente vio que el granjero y su esposa abrían un paquete. “¿Qué clase de comida será esa?”, se preguntó el ratón. Quedó aterrorizado cuando observó que era una trampa para ratones. Salió corriendo al patio de la granja para advertirles a los demás animales: “¡Hay una ratonera en la casa!”.

La gallina terminó de cacarear, levantó la cabeza y dijo: “Discúlpeme Sr. Ratón, entiendo que es un gran problema para usted, pero a mí no me perjudica en absoluto”.

El ratón se dirigió hacia el cordero y le dijo: “¡Hay una ratonera en la casa!”. “Discúlpeme Sr. Ratón”, contestó el cordero, “no hay nada que yo pueda hacer, solamente rezar por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones”.

El ratón habló también con la vaca, quién le respondió de la siguiente manera: “Pero acaso, ¿estoy en peligro? Pienso que no”, entonces, siguió su camino.

El ratón volvió a la casa preocupado y abatido. Aquella noche se oyó un gran escándalo. La mujer del granjero corrió para ver lo que había sucedido. En la oscuridad no vio que la ratonera había atrapado la cola de una serpiente venenosa. Cuando se acercó la víbora la mordió. El esposo la llevó inmediatamente al hospital. Después de asistirla, el doctor la envió a su casa y le recomendó que tomara sopa. El granjero tomó el cuchillo y buscó el ingrediente principal: la gallina. Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero. La mujer no mejoró y terminó muriendo. El granjero entonces vendió la vaca para cubrir los gastos del funeral. La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que no es tuyo... piénsalo dos veces.

“Amado Señor, cuántas veces he visto gente en dificultades y no he comprendido que sus problemas eran mis problemas. Perdón por las veces que pudiendo ayudar no lo hice. Desde hoy aprovecharé cada oportunidad para bendecir y expresar tu amor. Amén”.

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Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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