Una vida de intimidad con DiosSample

Ojos velados

Lucas 24:13-35 relata una realidad frecuente. El versículo 16 dice que los ojos de los discípulos estaban velados. ¿Por qué estaban velados sus ojos?:

- Estaban preocupados inútilmente. “Sucedió mientras hablaban”, versículo 15. Mientras el hombre hable, Dios no lo interrumpirá. Mientras se escuche la voz del hombre, la de Dios estará en silencio. ¿Por qué nuestras oraciones se parecen más a un monólogo que a un diálogo? La reflexión, la meditación y aun el silencio son disciplinas espirituales que deberíamos practicar cada vez más. ¡Qué enorme tragedia es caminar con Dios y no darse cuenta de semejante privilegio! Nos parecemos a los discípulos más de lo que quisiéramos admitir. Estamos tan preocupados con cosas de otro tiempo (pasado o futuro) que no vivimos intensamente el día de hoy. No permitas que un tiempo distinto al presente te robe la bendición de sentir su presencia.

- Discutían entre sí, versículo 15. Los contenciosos no pueden ver a Jesús. Las discusiones impiden percibir las cosas del Espíritu. Los que así actúan no entienden lo celestial ni reciben revelación espiritual. Toma la firme decisión de permanecer lejos de los conflictos innecesarios. De otro modo, perderás el tiempo y te agotarás. Nada productivo surgirá. Recuerda que Jesús tuvo que enseñarles toda la Biblia porque carecían de entendimiento: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”, versículo 27.

¿Qué debes hacer para que tus ojos espirituales se abran?

- Interésate por Jesús. “Mas ellos le obligaron a quedarse”, versículo 29. Aunque no habían reconocido todavía que quien caminaba con ellos era el mismísimo Jesús, estos discípulos se interesaron por él. Habían descubierto que era un hombre con sabiduría; un hombre que les había revelado muchas cosas buenas, por lo tanto, no querían dejarlo ir. Cuando tú comprendas el verdadero valor que tiene Jesús, nada ni nadie logrará separarte de Él.

- Pasa tiempo con otros creyentes. Los ojos de los discípulos fueron abiertos cuando Jesús partió el pan, versículo 30. Pablo, en su carta a los Corintios, enseña que el pan que partimos es la comunión del cuerpo de Cristo. Solo cuando tenemos “común unión”, los ojos espirituales se abren. Es un hecho innegable que la unidad atrae la revelación y la presencia de Dios. Trabaja en pro de la unidad. Rechaza la división y tus ojos verán la gloria del Señor.