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Una vida de intimidad con DiosSample

Una vida de intimidad con Dios

DAY 318 OF 365

La llave maestra a lo imposible

Si bien es cierto que el ayuno individual tiene recompensa (Mateo 6:18) la bendición que se obtiene del ayuno grupal es aún mayor. El ayuno corporativo es una bomba nuclear espiritual de dimensiones cósmicas. Estudia la Biblia y lo verás. El mayor avivamiento de la historia nació como resultado de un ayuno colectivo. ¿Quiénes ayunaron? “...Juan el Bautista ayunaba...”, Mateo 11:18 (TLA). Y también sus discípulos: “...Los seguidores de Juan... ayunan mucho y hacen muchas oraciones, Lucas 5:33 (DHH). Cuando Jesús comenzó su famoso ayuno de 40 días, Juan y sus discípulos ya eran ‘famosos’ por sus frecuentes ayunos. Ahora bien, si Ana hubiera vivido seguramente se habría agregado a ese ejército de ayunadores, ya que a los 84 años “...pasaba los días y las noches entregada a la oración y el ayuno, Lucas 2:37 (CST). No podemos ignorar el modelo y la eficacia del ayuno colectivo. El fermento del más grande mover espiritual de la historia fue la oración y el ayuno de gente invisible que dio lugar a un movimiento invencible. La enseñanza es clara: ¡el ayuno colectivo y prolongado prepara el escenario para una gran cosecha espiritual!

Hay batallas que parecen imposibles de ganar y territorios imposibles de conquistar. Si esperas la salvación de algún miembro de tu familia, la sanidad de una economía hundida o la recuperación de tu matrimonio en terapia deberás emplear armamento pesado. Las ataduras más difíciles son rotas solo cuando se combina oración y ayuno. Eso sí, no te desanimes si no ‘sucede nada’ mientras estás ayunando. Los avances vienen a menudo después del ayuno y no durante su desarrollo. Fue después del ayuno colectivo entre Jesús, Juan y sus discípulos que comenzó un tiempo de conversiones en masa. Es cierto que los oídos se abrían, las piernas se estiraban y los muertos resucitaban; pero el más grande milagro fue ver a la gente regresar a Dios. La cosecha viene después del ayuno.

El ayuno colectivo es la llave maestra a lo imposible. Desata el poder para cambiar ciudades (Nínive) y naciones (Israel). Pero entiéndase bien. No es el ayuno en sí el que opera la transformación. La victoria está en Dios y no en el ayuno. El ayuno prepara nuestro corazón para la expresión de la fe. Es el remedio bíblico para desarraigar el orgullo y guiarnos al arrepentimiento: Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido...”, Isaías 66:2 (NTV); 1ª Pedro 5:5. Ponte de acuerdo con tus hermanos y experimenta el poder del ayuno en unidad.