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Una vida de intimidad con DiosSample

Una vida de intimidad con Dios

DAY 27 OF 365

Requisitos para la bendición II

“Bendeciré a mi pueblo y a sus hogares... les enviaré... lluvias de bendición, Ezequiel 34:26 (NTV)

En la década del ’60, un hermano llamado Pablo, comenzó un programa radial semanal titulado: “Un mensaje a la conciencia”. Cierto día el propietario de la emisora le ofreció el mismo espacio, pero diariamente. Pablo dijo: “Señor, ¿qué hago? El dueño quiere que firme el contrato ahora. ¿Cómo lo pagaré?”. El Espíritu Santo le dijo: “no lo firmes”. “Ah, y el evangelio queda en vergüenza teniendo yo la oportunidad de predicar toda la semana”. Y el Espíritu Santo le dijo: “fírmalo”. “Pero tú sabes cómo son los hermanos, en un momento de euforia espiritual se comprometen con ofrendas y luego no cumplen”. Y el Espíritu Santo le respondió: “no lo firmes”. “Fírmalo”, “no lo firmes”. ¿Qué le quería decir el Señor? Que estaba dispuesto a honrar su fe. ¡Dios no tiene por qué hacer algo por nosotros, si no estamos dispuestos a pagar el precio de confiar en Él!

Dios no está de oferta, ¡y tampoco su bendición! El quebrantamiento y la humillación, así como una fe genuina son los requisitos indispensables para tener a Dios y su bendición. Sin fe la bendición no llega. Pero cuidado porque la fe sin obediencia tampoco te servirá. El pecado bloquea la bendición de Dios.

“...En Egipto... ustedes plantaban su semilla y la regaban con su propio esfuerzo... La tierra a la que vas a cruzar para tomarla... es una tierra... regada por la lluvia del cielo....”, Deuteronomio 11:10-11 (PDT). Egipto representa al mundo, Canaán a lo celestial. En Egipto se observa el esfuerzo en la carne (un huerto cuidado por el hombre), mientras que en Canaán la tierra bebía las aguas del cielo. Y si los cielos se cerraban alguna vez se debía buscar la razón espiritual y rectificar el asunto. Si obedeces... todos los mandatos que te entrego... él mandará las lluvias... Pero ten cuidado. No... te alejes del SEÑOR... Si haces eso... cerrará el cielo y detendrá la lluvia...”, Deuteronomio 11:13-17 (NTV). La cosecha dependía de la lluvia que Dios derramaba desde el cielo y la lluvia dependía de la obediencia de su pueblo. ¡El mismo principio se aplica hoy en día!

Si la ‘lluvia’ no cae, clama para que el Espíritu te diga dónde está el error y luego rectifícalo. Así la lluvia volverá a caer. Los problemas espirituales se solucionan espiritualmente. ¡Elimina el pecado y la bendición volverá a tu vida!

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Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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