Salomé

ACLARACIÓN: NO TODAS LAS MADRES SON BUENAS

Esta sensual joven dañó su vida y manchó su reputación por escuchar los malos consejos de su madre. Su madre Herodías es la peor madre que menciona la Biblia. Era infiel, adúltera, manipuladora, mentirosa, etc. pero su mal legado no ha empañado la enseñanza que nos deja la víctima de esta historia, Salomé. Esta muchacha provenía de una familia poderosa, pero muy disfuncional, los cuales se casaban entre familia y hacían otras cosas inmorales. Ella fue invitada a bailar en la fiesta de cumpleaños del rey Herodes, quién era a la vez su padrastro y su tío. Su madre dejó al rey Felipe, el papá de Salomé, para casarse con el hermano de él, quién a su vez dejó a su esposa por Herodías. Por eso Herodías era criticada y condenada públicamente por un hombre de Dios llamado Juan el Bautista. El baile de Salomé en la fiesta fue tan espectacular que el rey le prometió darle lo que ella pidiera sin escatimar, incluyendo darle la mitad de su reino. Ante semejante oferta y oportunidad, la joven consultó con su madre. En respuesta, su madre le aconsejó que pidiera la cabeza de Juan el Bautista, para vengarse de las críticas que él le hacía. Esta madre no pensó en el beneficio de su hija, solo pensó en ella. La obediente Salomé siguió el mal consejo de su madre. El rey se vio obligado a cumplir su petición y ordenó que mataran a un inocente. A Salomé le trajeron la cabeza de Juan en una bandeja y ella se la entregó a su madre. La palabra madre implica amor y protección, pero eso no siempre es cierto. También existen malas madres, pero no mucha gente lo admite o están dispuestos a debatir sobre esto por temor a represalias y críticas.

De Salomé podemos aprender que:

• Si decidimos aconsejar mal a nuestros hijos jóvenes o adultos, algún día regresarán a reprocharnos.

. • Los intereses personales de una madre son secundarios al bienestar y seguridad de los hijos.

• Las madres no deben sacar ventaja de los talentos, dinero o influencia de los hijos.

• No todos gozan de tener una “santa madre”. Hay millones de hijos en el mundo que han sido abandonados, traficados, vendidos, prostituidos, abusados, enviciados y hasta asesinados por su propia madre.

• Debemos dejar que los hijos tomen sus propias decisiones siempre y cuando eso no los lleven a la perdición.

•Si un hijo va por mal camino una madre debe ofrecerle resistencia sin importar la edad que tenga.

• No debemos exhibir nuestras hijas delante de los hombres ni permitirles que usen ropa que las denigre.

• No es obligatorio aceptar y continuar con las costumbres de nuestra familia. Si lo que nos enseñaron no es de bendición, lo descartamos y creamos nuestras propias costumbres con nuestros hijos.

• Es aceptable que un hijo juicioso desobedezca a una madre que le da un mal consejo.

• Si tus hijos tienen algún talento, asegúrate que lo usan para bendecir sus vidas.

• Debemos respetar y no juzgar a la gente que no desea tener una relación con su madre o padre biológico.

• Un hijo está obligado a perdonar y respetar a esa madre que fue o es mala, pero no está obligado a relacionarse con ella si ella no está arrepentida del daño que causó o sigue causando (Colosenses 3:20-21).

Cuando tú sepas que alguien no es apegado a su madre, no la visita o no le habla, no saques conclusiones a la ligera. Podrías tener de frente a una Salomé, la víctima inocente de una Herodías. La mayoría de los hijos se apartan, pero nunca se atreven a decir su verdad por miedo al resto de la familia. Esto lo que causa es que se perpetúe el abuso y las malas costumbres en las familias. Por lo general, cuando los padres envejecen hay una tendencia a santificarlos sin razón alguna. Usamos frases culturalmente aceptadas: “mi santa madre, esa mujer es una santa, nadie como una madre”. Estas frases denotan la realidad que conoces en tu familia o lo que cree tu corazón, pero eso no es cierto para todo el mundo. Respetemos las decisiones, experiencias, dolor y traumas de los demás. Oremos para que Dios convierta su lamento en baile.