Madurando a través de la pruebaSample

¿Cómo responder ante la prueba?

Mucha gente en el mundo responde  a la prueba recurriendo a las drogas, al alcohol, cayendo en deshonestidad, etc.  Pero el cristiano puede responder de manera diferente. 

Puedo responder con gozo

El gozo es un fruto del Espíritu Santo que está a disposición del creyente cristiano. No se trata de un entusiasmo ingenuo. Ni de un simple estado de alegría. La alegría depende de que las circunstancias se den a nuestro favor. El gozo es un estado interno, fruto de nuestra comunión con Dios, que nos capacita para sobrellevar el dolor y la pena, sin perder la esperanza. Santiago le dice a sus lectores: “Tened por sumo gozo con os halléis en diversas pruebas…”. Nehemías 8:10: “El gozo del Señor es vuestra fortaleza”. El gozo te capacita para sobreponerte al dolor y tensión que produce la prueba.

Puedo responder con sabiduría de Dios

“Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios, y Él se la dará” (Santiago 1:5). Este pasaje no habla del sentido común humano, sino de inteligencia  y sabiduría espiritual, de la perspectiva divina sobre las circunstancias.

El enfrentar los momentos de prueba requiere una capacidad de discernimiento que está más allá del intelecto e inteligencia de uno mismo. Los años que tengo como creyente me han enseñado que lo más sabio que puedo hacer en momentos de prueba es centrarme en Dios, y darle la oportunidad a Él para que comience a obrar; en vez de tratar de resolverlo con mi astucia y capacidad humana, porque mi perspectiva es limitada, mientras que la de Dios es completa y exacta.  

Las pruebas son temporadas necesarias para buscar sabiduría de Dios. Muy a menudo no sabíamos que necesitábamos sabiduría divina sino hasta nuestras pruebas. En las pruebas necesitamos sabiduría divina mucho más que el conocimiento. El conocimiento es información en bruto, pero la sabiduría sabe qué hacer en cada circunstancia. 

Ahora, para obrar con sabiduría necesitamos renovar nuestra mente a fin de recibir la revelación y dirección de Dios, para la respuesta correcta en los momentos de prueba (Romanos 12:2).