Revelación y discernimiento

Estos días he pensado en lo hermoso que sería tener veinte años pero con la mente de un cincuentón. Una combinación perfecta: energía juvenil y sabiduría madura. A los veinte años, con la experiencia de quien ha vivido más, probablemente habría evitado muchos errores, tomado decisiones más sabias y quizás hecho menos daño a mí mismo y a los demás.

Pero la vida no funciona así: se crece en el cuerpo y en la mente al mismo tiempo, y la experiencia llega solo caminando. Sin embargo, hay una buena noticia: Dios nos ofrece, a través de Su Palabra, una sabiduría que supera la edad y las estaciones de la vida. Cada palabra que sale de Su boca es una fuente inagotable de discernimiento, conocimiento e inteligencia práctica.

No importa cuántos años tengas, puedes ser sabio hoy. Puedes enfrentar decisiones difíciles con claridad, caminar con equilibrio y ver más allá de las apariencias. La Palabra de Dios es como un maestro eterno que nos toma de la mano y nos guía en el camino de la vida.

No pierdas esta oportunidad. Deja que Su revelación te transforme.

Oración: Señor, dame Tu sabiduría cada día y hazme capaz de discernir el bien del mal.