Cuando El Miedo Nos Roba El SueñoSample

Cuando el miedo nos roba el sueño

Hoy quiero hablar contigo sobre ese temor que compartiste el día 1 y que entregaste a Dios.

Ese miedo profundo que te quita el sueño, que te acompaña en silencio durante el día y se hace más fuerte por las noches.

Tal vez es el miedo a perder tu trabajo, a enfermar, a perder a alguien que amas, a no poder cambiar algo de ti… O simplemente ese temor a que llegue la noche, porque sabes que tu mente no te dejará descansar.

Quiero que escuches algo importante:

Ese miedo es real, nace de una preocupación legítima. Pero si lo dejas crecer sin control, puede convertirse en una obsesión, y cuando eso pasa, empieza a robarte la paz.

Preocuparse no es malo, la preocupación pone atención en lo que valoras. Pero la obsesión consume tu energía. “La atención te cuida, La obsesión te paraliza".

Por ejemplo:

La atención te hace ponerte el cinturón al subirte al coche, la obsesión no te deja volver a subirte nunca más.

Cuando un pensamiento da vueltas una y otra vez en tu mente, disfrazado de “importante”, empieza a alimentar el miedo, y el miedo… es un ladrón silencioso. En medio de la noche, se mete en tus pensamientos, te llena de dudas, de ansiedad, y convierte tu mente en un campo de batalla.

Así que, si algo te está quitando el sueño, tal vez ya no sea solo un pensamiento o una preocupación, tal vez ya es una obsesión.

Hoy quiero hacerte una pregunta:

¿Lo que piensas son preocupaciones reales o ya se convirtieron en obsesiones que te atan y te asustan?

¿Ese temor que mencionaste el día 1… ya tomó demasiado espacio en tu mente?

Identifícalo. Dale nombre. Reconócelo.

Cuando lo haces, puedes enfrentarlo con más claridad.

Y si reconoces que ya se volvió una obsesión, entrégasela hoy mismo a Dios, tal como es y como la estés viviendo, sin ocultar ni disfrazar nada.

No hay pensamiento que Él no pueda redimir. No hay miedo que Él no pueda transformar.