Rechazada vs Escogida

Mical y Betsabé representan dos figuras opuestas en la manera de relacionarse con Dios y con su propia condición espiritual. Mical nunca fue acusada de un pecado evidente. No hay episodios en los que haya transgredido abiertamente la ley o cometido actos escandalosos. Sin embargo, su corazón estaba endurecido por la hipocresía, el desprecio y la incapacidad de reconocer la presencia de Dios en el actuar de David. Vivió una existencia sin crecimiento espiritual, aprisionada en su justicia aparente y en el juicio hacia los demás. Su actitud la condujo a una vida estéril, sin herederos y sin un impacto significativo en la historia del pueblo de Dios.

Betsabé, al contrario, cayó en un grave pecado. Cometió adulterio con David y se convirtió indirectamente en cómplice de la trágica muerte de su esposo. Y, sin embargo, a diferencia de Mical, experimentó el arrepentimiento, el dolor y la redención. Aceptó el juicio de Dios y, a través de su sufrimiento, encontró un camino para reconstruir su vida. Dios, en Su misericordia, no la rechazó, sino que la hizo parte de la descendencia mesiánica. Dos de sus hijos, Salomón y Natán, llegaron a ser ascendientes directos de Jesús, demostrando cómo Dios prefiere al pecador arrepentido antes que al hipócrita que no reconoce su necesidad de gracia.

La historia de estas dos mujeres es una poderosa lección espiritual: Dios no mira solo las acciones exteriores, sino el corazón. Quien, como Betsabé, se reconoce pecador y se somete a la voluntad divina puede ser restaurado, mientras que quien, como Mical, permanece en el juicio y en el orgullo espiritual, corre el riesgo de perderse a pesar de una aparente rectitud.

Espero que con este plan hayas encontrado la manera de vivir una vida con un corazón fértil y lleno de las promesas de Dios.
Infinitas bendiciones,
Pastor Carmelo Orlando