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Corazones Áridos Corazones ExuberantesSample

Corazones Áridos Corazones Exuberantes

DAY 3 OF 6

Rencor vs Perdón

Mical y Betsabé representan dos actitudes opuestas frente a las dificultades de la vida: el rencor y el perdón. Mical, hija de Saúl, vivió una existencia marcada por la pérdida de su familia y de su posición real. Aunque no había sufrido un agravio directo de parte de David, su corazón se endureció contra él. No pudo aceptar el cambio en su vida ni la nueva realidad del reino. Su rencor se manifestó abiertamente cuando vio a David celebrar el regreso del arca del Señor: en lugar de alegrarse por la presencia de Dios, lo despreció, aferrándose al orgullo y a la posición social que había perdido. Incapaz de superar su pasado, Mical vivió prisionera de su resentimiento.

Betsabé, en cambio, vivió experiencias trágicas que podrían haberla destruido emocionalmente. Fue involucrada en una relación con David que llevó a la muerte de su esposo, y luego vio morir a su primer hijo como consecuencia del pecado. Sin embargo, en lugar de vivir en el rencor, eligió el camino del perdón. Aceptó la voluntad de Dios y, en vez de dejarse consumir por el dolor, encontró un nuevo comienzo. Su corazón no quedó encerrado en la desesperación, sino que se abrió a la gracia divina. Más tarde, se convirtió en madre de Salomón, el rey que llevaría a Israel a su máximo esplendor.

Mical encarna a quien no logra superar su pasado y se encierra en el resentimiento, mientras que Betsabé es la imagen de quien, aunque herida profundamente, decide perdonar y confiar en Dios para una nueva vida.

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Corazones Áridos Corazones Exuberantes

¿Has notado alguna vez la diferencia entre Mical y Betsabé, las dos esposas de David? A pesar de vivir junto al mismo rey, sus vidas siguen caminos opuestos. Mical se aferra a las apariencias, incapaz de abrir su corazón a Dios, mientras que Betsabé, a pesar de sus fracasos, vive de la esencia, aceptando la corrección divina. Su forma de vivir la fe las llevará a destinos opuestos: Mical desaparece en el olvido, sin dejar rastro, mientras que Betsabé entra en la gloria del plan divino, formando parte del linaje del Mesías.

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