La armadura de Dios

Dios sabe que la guerra espiritual que enfrentamos cada día es real y fuerte. Por eso, así como te vistes cada mañana con ropa, también necesitas vestirte espiritualmente como un soldado del Reino. Y no con cualquier ropa: con la armadura de Dios, diseñada para resistir y contraatacar los ataques del enemigo.

El cinturón de la verdad

El cinturón era la pieza que sostenía toda la armadura del soldado romano. Sin él, todo quedaba flojo, sin firmeza, y el soldado quedaba expuesto.

Así es en lo espiritual: la verdad es lo que nos sostiene. La verdad que sale de nuestra boca, la que gobierna nuestro corazón, la verdad de Dios expresada en su Palabra.

Sin la verdad, estamos desnudos espiritualmente y vulnerables. Pero cuando caminamos en la verdad de Dios, tenemos seguridad, firmeza, y no caemos cuando el enemigo intenta confundirnos con mentiras como:

• “No eres digno”
• “Dios no te ama”
• “Nunca vas a cambiar”

A esas mentiras respondemos con la verdad de la Palabra de Dios. Jesús es la verdad, y si Él vive en ti, su verdad te sostiene.

La coraza de justicia

La coraza cubría el pecho y el abdomen del soldado; es decir, protegía el corazón y los órganos vitales.

Así también la justicia de Dios actúa como una defensa espiritual. No se trata de nuestra justicia (que es limitada y puede fallar), sino de la justicia que recibimos por medio de Cristo.

Cuando tienes puesta la coraza, el enemigo no puede tocar tu corazón. Sus acusaciones, tentaciones o críticas no pueden herirte, porque la justicia de Dios filtra lo que intenta entrar. Si no está alineado con el carácter de Cristo, no entra.