Religión vs RelaciónSample

Información vs Revelación – Día 3

¿Conoces a Dios?

Ayer hablamos de la diferencia entre buscar el poder de Dios y buscar su presencia. Que no se trata solo de lo que Dios puede hacer, sino de quién es Él. Hoy damos un paso más profundo. Pasamos de vivir momentos con Dios a tener una relación constante con Él.

Dios no está buscando personas que sepan muchas cosas sobre Él. Está buscando intimidad.

Fijate lo que dice Oseas 6:6:

“Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.”

En el Antiguo Testamento, los sacrificios eran la forma externa de acercarse a Dios, pero muchas veces, el pueblo de Israel se acercaba sin conocerlo verdaderamente. En otras palabras es como si Dios dijera: “Antes de hacer, quiero que me conozcan”.

El “conocer” del que habla la Biblia no es saber de Dios, sino conocerlo profundamente. En hebreo, la palabra es “yadá”, y es el mismo verbo que se usa para describir una relación íntima, como entre esposos. Es como que Dios nos está diciendo "no quiero que tengas mas información acerca de mí, quiero que tengas una experiencia personal conmigo. Quiero tu corazón al desnudo ante mi presencia." Ahora te pregunto nuevamente lo mismo que al principio... ¿conoces a Dios?

Jesús fue directo cuando habló sobre esto. En Mateo 7:22-23 dijo:

“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad."

Es fuerte. Jesús no les reprocha por no servir. Les reprocha por no conocer.

Dios puede usarte; puedes servir, hacer cosas para Dios. ¿Te das cuenta? Hechar fuera demonios, pero no conocer a Dios. Profetizar, pero no conocer a Dios. Hacer milagros, pero no conocer a Dios.

Es trágico pensar que podríamos pasar nuestra vida sirviendo a un Dios que no conocemos.

Hoy Dios no te está pidiendo más actividad. Te está pidiendo más profundidad. Que tu relación con Él no sea un “evento”, sino una realidad cotidiana. Que no vivas de momentos espirituales aislados, sino de una comunión constante. Que no te conformes con haber servido, sino con haber sido transformado en su presencia.

Oremos juntos:

Señor, no quiero quedarme en la superficie. No quiero conformarme con saber cosas sobre vos. Quiero conocerte. Quiero que seas real para mí cada día. Que no se trate solo de lo que hago en tu nombre, sino de vivir en tu presencia, escucharte, amarte, y ser conocido por vos. Te entrego mi mente, mi corazón y mi tiempo. Quiero cultivar una relación profunda, íntima y real con vos. En el nombre de Jesús, amén.

¿Querés seguir conociendo el corazón de Dios?

Entonces mañana no te pierdas el Día 4: “Público vs Secreto” – Porque no se trata de lo que los demás ven… sino de lo que Dios ve en lo íntimo.