Los Verdaderos Líderes Ayudan a Su Equipo a Ver Lo Extraordinarios Que Son.

No debe ser así entre ustedes. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser su esclavo (Mateo 20:26-27).

Una vez le preguntaron al famoso director Leonard Bernstein cuál era el instrumento más difícil de tocar en una orquesta. Su respuesta sorprendió a muchos:

“El segundo violín. Puedo conseguir muchos primeros violinistas, pero encontrar a alguien que pueda tocar el segundo violín con entusiasmo es un problema. Y, sin embargo, sin el segundo violín, no hay armonía".

Esta afirmación contiene una poderosa lección para el liderazgo.

¿Has trabajado alguna vez para un líder que todo debe ser acerca de él, su nombre, sus ideas, sus experiencias, su conocimiento? Yo he estado allí, y fueron algunas de las etapas más difíciles en el ministerio y la vida profesional. Crecí en el ministerio y fui formada para liderar de manera diferente, para incluir, para edificar a otros y para descubrir la belleza única que cada persona lleva consigo para que, juntos, pudiéramos formar un equipo fuerte y unido.

Trabajar bajo un liderazgo que usa la posición para controlar en lugar de servir es agotador. Impide el crecimiento y deprime la moral. Jesús abordó este tipo de liderazgo sin rodeos en Mateo 20. Lo dejó claro: esto no debe suceder entre ustedes. Como discípulos de Cristo, estamos llamados a liderar como Él, mediante el servicio, la humildad y el cuidado.

En el liderazgo, he visto lo fácil que es confundir autoridad con control. Lamentablemente, cuando el liderazgo se alimenta del orgullo, la inseguridad o heridas sin sanar, deja de ser un llamado para convertirse en una lucha de poder. Un líder que necesita dictar cada movimiento no está liderando realmente; está gestionando desde el miedo y la inseguridad. Y aunque cualquiera puede desear liderar y tener un llamado, no todos están listos para hacerlo.

El liderazgo es una postura del corazón. Requiere sanidad, humildad y un deseo genuino de ver a otros ganar. Sin esto, las organizaciones y los equipos sufren. De hecho, líderes como este no solo necesitan capacitación en liderazgo, sino sanidad espiritual y restauración en la presencia de Jesús.

Gran parte de mis estudios se enfocaron en la música y siempre me han fascinado las orquestas. Un detalle hermoso es que el director no está de cara al público, sino a los músicos. Su función no es ser visto, sino guiar. Cada músico observa sus manos, depende de su dirección y la sigue. Al final de la presentación, el director se gira para saludar al público, pero los aplausos pertenecen a la orquesta completa.

Así es el liderazgo que Jesus modelo.

Un verdadero líder se para al frente de su equipo, guiándolos con sabiduría, esfuerzo y amor, sin buscar el reconocimiento personal, sino trabajando para sacar lo mejor de cada persona. Cuando lideramos de esta manera, creamos armonía, confianza y una cultura donde las personas se sienten valoradas y empoderadas para crecer.

Como líderes, debemos recordar que somos los primeros en la fila para el servicio, el sacrificio y el trabajo duro. Pero la recompensa es profunda, la alegría de ver a las personas alcanzar su propósito y saber que formamos parte de ese camino no tiene precio.

Así que hoy quiero animarte, si ocupas una posición de liderazgo, haz que tu misión sea descubrir la belleza de tu equipo. Sírveles bien. Ayúdalos a ver y descubrir lo maravillosos que son en realidad.

Oración:

Padre, hoy vengo a tu presencia con humildad, pidiéndote que me reveles las áreas de mi vida que aún necesitan sanidad. No quiero usar ningún puesto de liderazgo como una plataforma para ser visto, sino como una oportunidad para levantar a otros y reflejar Tu corazón.

Como oró David en los Salmos:

Examina mi vida, oh Dios, averigua todo acerca de mí; examíname y pruébame, conoce mi ser. Comprueba por ti mismo si he hecho algo malo, y guíame por el camino de la vida eterna (Salmo 139:23-24)

Examíname, Señor. Muéstrame si hay algún orgullo en mí que impida que mi equipo brille con la luz que Tú has puesto en ellos. Revela cualquier inseguridad que me lleve a controlar en lugar de confiar, delegar y acoger su sabiduría y aportes.

Sana las heridas en mí que podrían estar afectando a quienes estoy llamado a liderar. Y si no estoy listo para esta etapa de liderazgo, si mi corazón aún no está en el lugar correcto, dame la valentía y la humildad para retirarme, sabiendo que mi valor no reside en un título, sino en Ti.

Que mi verdadera motivación sea siempre honrarte y ayudar a quienes me rodean a verte en mí, a través de mi forma de servir, amar y liderar.

Amén.