El Fundamento Es El Amor

"Ya no los llamo siervos, porque un siervo no sabe los planes de su amo. Les digo amigos porque les di a conocer todo lo que he escuchado del Padre." (Juan 15:15)

Uno de los temas que más me apasiona es el liderazgo, no porque crea conocerlo todo, sino porque he experimentado personalmente tanto un liderazgo que trajo vida como uno que dejó heridas profundas. En mi camino para comprender la gran diferencia entre ambos, recurrí al Señor y le pregunté por qué tuve que pasar por ambas etapas. Con mucho amor, Él me guio a ver a través de Su Palabra cómo cada experiencia, tanto la buena como la difícil, me enseñaba qué tipo de líder debía ser y en qué tipo de líder nunca debía convertirme.

Este pasaje de Juan 15 siempre me ha llamado la atención. Jesús no se refirió a sus discípulos como siervos, sino como amigos. Modeló un tipo de liderazgo basado en la relación, la confianza y el amor. Él no solo guiaba desde la distancia ni la autoridad. Guiaba desde la cercanía, confiando en ellos y caminando a su lado.

Hace años, Dios puso en mi vida a alguien que impactó para siempre mi comprensión del liderazgo. Era mi jefa quien dirigía una reconocida organización junto a su esposo. Sin embargo, nunca usó su puesto para intimidar ni controlar. En cambio, se tomaba el tiempo para conocer de verdad a las personas de su equipo, celebrando bodas, graduaciones y logros importantes, y apoyándolas en el dolor, luto y pruebas.

Aunque conocía a Jesús desde pequeña, presenciar de cerca este tipo de liderazgo fue transformador. Ella me valoraba no por lo que podía ofrecer, sino simplemente porque quien yo era. Me recordó que mi primer ministerio era mi familia, y que, si bien podía ser reemplazada en el trabajo, era irremplazable para ellos. Su ejemplo no se trataba de beneficiarse a sí misma, sino de honrar el privilegio de liderar bien a otros. A través de ella, Dios trajo sanidad a lugares de mi corazón que lo necesitaban desesperadamente.

En Juan 15, Jesús habla de la Vid Verdadera y de la importancia de permanecer conectados a Él para dar fruto. Les encomienda a sus discípulos a amarse unos a otros no como una regla distante, sino como una forma de vida arraigada en la amistad con Él. El liderazgo, en esencia, no se trata de poder ni control; se trata de caminar de cerca con quienes Dios pone en nuestras vidas, valorándolos y ayudándolos a crecer en todo lo que Él los ha llamado a ser.

Necesitamos liderar como Jesús, con el amor como fundamento, la relación como reflejo de Él y la transformación como fruto. Hoy te invito a hacer esta oración y pedirle al Espíritu Santo que te revele las áreas de tu liderazgo en las que necesitas crecer para amar bien a los demás, y te guie en las que Él podría estar llamándote a hacer ajustes.

Oración:

Dios, hoy te pido que me guíes en cada área de mi vida. Ayúdame a ver a las personas que has puesto bajo mi cuidado como una valiosa oportunidad para ser parte de su camino contigo. Abre mis ojos para reconocer la belleza y los tesoros que cada uno de ellos lleva consigo. Enséñame a amarlos por quienes son, no por lo que pueden ofrecer.

Guíame para ayudarlos a crecer en el propósito Tu les has dado. Y si alguna vez me convierto en un obstáculo en su camino por orgullo, miedo o inseguridad, con amor corrígeme y de ser necesario remuéveme del camino para no ser un impedimento en su crecimiento. Recuérdame siempre que el liderazgo no se trata de mí, sino de lo que Tú deseas hacer en y a través de cada uno de nosotros. Que tu amor sea mi fundamento, la humildad mi postura y Tu voluntad mi búsqueda constante.

En el nombre de Jesús. ¡Amén!