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Aliento Para Tiempos DifícilesSample

Aliento Para Tiempos Difíciles

DAY 1 OF 5

Envidia.

Cuando pasamos por situaciones difíciles es casi imposible no envidiar a los que no están en nuestra misma situación.

Cuando enfermamos, envidiamos la salud de los demás. Sucede lo mismo cuando alguien gana un premio, es ascendido en el trabajo o le pasa algo bueno que nos encantaría que nos pasara a nosotros.

Personalmente, a veces, paso por este tipo de luchas; por ejemplo, en estos momentos, estoy a pocos meses de casarme con mi novia, y a veces, es difícil no envidiar los salarios de algunos conocidos, o las fortunas de algunos ricos y famosos de la televisión.

Durante momentos así suelo recordar información poco útil que tengo almacenada en mi cerebro; como que el elenco principal de la serie de televisión La teoría del big bang cobraba cerca de 1 millón de dólares por episodio en las últimas temporadas, aproximadamente.

¡¿Sabes lo que haría con el 10% de ese dinero?! Podría resolver muchas cosas.

En mi lucha diaria con la envidia recuerdo que Dios no me creó para ser actor, músico o alguien millonario, y puedo ser feliz con eso.

En días así, me identifico bastante con los primeros versículos del Salmo 73 que dicen:

"Pero en cuanto a mí, casi perdí el equilibrio; mis pies resbalaron y estuve a punto de caer, porque envidiaba a los orgullosos cuando los veía prosperar a pesar de su maldad" (Salmo 73:2-3 NTV).

Muchas veces, me siento frustrado al ver que otras personas que no sirven a Dios o viven de manera diferente a lo que Jesús nos enseñó, tienen el éxito o algunas de las cosas que yo aún sigo esperando. Sin embargo, reconozco que Dios tiene cuidado de todos y que su voluntad siempre es buena, agradable y perfecta para cada uno.

Lo que hace la envidia es distraerme de mi enfoque, volverme desagradecido por lo que tengo, hace que mi corazón se llene de ambición y le roba el gozo a mi vida.

Para ganarle la batalla a la envidia, recuerdo que Dios ha sido bueno conmigo en el pasado, y me lleno de esperanza para confiar en que Él sigue siendo fiel en mi vida hoy.

Finalmente, recuerdo que, al igual que el invierno, la vida se puede poner cruda y difícil, pero, una mañana saldrá el sol nuevamente y traerá consigo la primavera y la vida volverá a ser hermosa.

Confío en Dios y Él sigue siendo mi única esperanza cada día, lo que me mantiene pleno y lleno de gozo en todo momento.

Quiero animarte a confiar en Dios y si, al igual que yo, luchas con la envidia, entrégale todas tus angustias y ansiedades a Dios y Él te ayudará a sanar tu corazón y te acompañará en medio de tus circunstancias.

Sigue creyendo.