Todo es nuevo en Cristo

Vivimos en una época donde muchas cosas parecen salir mal. Cada día somos bombardeados con noticias de guerras, homicidios y actos de violencia que dejan una sensación de impotencia.

Experimentamos decepción, soledad y cansancio, mientras el peso de las injusticias parece oprimirnos.

Sin embargo, es fundamental recordar que Dios no creó el mundo para que fuera así. Su visión era una humanidad unida, envuelta en amor y paz.

En medio de este caos, Dios nos ofrece una promesa extraordinaria: un mundo nuevo en Cristo.

Esto no es sólo un sueño del porvenir, sino una realidad que podemos empezar a vivir ya. Jesús se presenta como la Luz del mundo, iluminando los caminos oscuros de nuestras vidas y guiándonos hacia una esperanza concreta.

En Cristo podemos hallar la fuerza para enfrentar los desafíos diarios y el valor para superar el miedo y la soledad.

Su presencia nos recuerda que un futuro mejor es posible, donde las guerras den paso a la paz y la injusticia sea reemplazada por la justicia.

Somos llamados a ser portadores de esa luz, a esparcir amor y esperanza en nuestras comunidades.

Cada gesto, por pequeño que sea, puede contribuir a construir un mundo mejor.

Con la fe en Cristo, podemos encarar las dificultades cotidianas con determinación, sabiendo que juntos podemos hacer realidad el plan divino de un nuevo mundo, en el que reinen el amor y la alegría.