Un cambio real

Este encuentro es una oportunidad valiosa para reflexionar sobre la necesidad de la intervención divina, esencial para liberar a la humanidad de la condición de pecado en la que se encuentra.

Vivimos en un mundo donde el mal, tanto a nivel personal como social, se manifiesta de muchas formas, afectando nuestras vidas cotidianas y causando sufrimiento y división.

Pero Dios, en Su gran amor, ha preparado un plan de salvación que nos invita a participar de la vida divina, restaurando la relación original entre Él y nosotros.

La salvación no es sólo un concepto abstracto; es una intervención tangible de Dios en la historia y en la vida de cada uno de nosotros. Es a través de Jesucristo que podemos encontrar la libertad del pecado.

Él mismo afirmó que todo el que peca es esclavo del pecado, y Su llegada al mundo marca el inicio de nuestra redención.

Es en este contexto que podemos entender el sacrificio de Cristo: Él vino para liberarnos, para salvarnos de nuestros pecados y para devolvernos la vida en abundancia.

Su poder, superior al de Satanás y a las fuerzas del mal, nos ofrece una nueva perspectiva.

A través de Su sacrificio, hemos sido rescatados y perdonados, y ya no somos prisioneros de las tinieblas.

Esto significa que, aunque vivamos en un mundo imperfecto, podemos experimentar la luz de Su presencia y la paz que viene al saber que somos amados y aceptados.

En este camino de fe, es fundamental reconocer nuestra condición de necesidad y abrir nuestro corazón a Dios, para que Él pueda actuar en nosotros y a través de nosotros, guiándonos hacia una vida renovada y libre de la esclavitud del pecado.

La salvación que Él nos ofrece es un regalo precioso, que nos invita a vivir con alegría y esperanza.