Una vida de intimidad con DiosSample

El amor de tu vida

“Tengo contra ti que has abandonado tu primer amor”, Apocalipsis 2:4 (BAD). “Has dejado a un lado el amor que tenías al comienzo” (PDT). “Ya no tienes el mismo amor que al principio” (DHH). “Hay algo malo en ti: ¡Ya no me amas como al principio!” (NT BAD). “Debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo” (LPD).

En este pasaje de Apocalipsis el Señor reconoce el enorme esfuerzo que hacen los creyentes para permanecer fieles en medio de la adversidad. También valora el servicio que le prestan. Pero los actos de dedicación por sí solos no alcanzan en esa relación de amor.

Cabe preguntarnos: ¿una relación de pareja se sostiene solo con actos de servicio? Una mujer que plancha, cocina y lava; un hombre que trabaja y aporta al hogar, ¿es suficiente para asegurar el amor conyugal y la felicidad marital? Evidentemente no, porque muchos matrimonios manifiestan frustración a pesar de que estas necesidades están satisfechas.

¿Cómo se demuestra el amor? Claro que por actos de servicio, pero en una atmósfera de entrega, pasión, cuidado, atenciones, afecto y palabras amables. La actividad no sustituye las otras expresiones del amor.

La iglesia en Éfeso fue limitando sus expresiones de amor como muchos matrimonios descuidan los pequeños galanteos, los requiebres amorosos y los detalles que la ternura y el apego sí manifiestan. Claro, quedan las obligaciones que impone el contrato, pero sin la esencia que da sentido a todo lo que se hace.

El reclamo de Jesús tiene que ver con su propia visión del amor, con su propio ejemplo y con el deseo ardiente de que podamos amarlo como Él nos ama. Jesús quiere pasión en el amor. Anhela recibir el mismo tipo de amor que nos entregó. Él nos amó tan apasionadamente que se atrevió a portar la cruz y sufrir vicariamente por nuestra libertad; desafió al infierno y conquistó el cielo solo por amor. Debemos amar a Jesús con pasión, ¡esa es su petición! Cuando hablamos de amor a Cristo debemos entender que amor tibio, en realidad es frío.

“Perdón por mi apatía espiritual, por abandonar la comunión secreta con tanta facilidad. Por no pensar en ti en todo tiempo y por no demostrar mi cariño de las mil maneras que exige un amor apasionado. Sé que me amas con amor eterno. No te reservarse nada y todo lo diste por mí. Enséñame a amar con tu propio amor fluyendo en mi interior. Lo pido en el nombre de Jesús. Amén”