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Una vida de intimidad con DiosSample

Una vida de intimidad con Dios

DAY 50 OF 365

¿Me amas? II

Ya no me amas tanto como me amabas”, Apocalipsis 2:4 (TLA).

Es la queja del Señor también en este tiempo. ¿Por qué no amamos a Dios? Porque no pasamos tiempo con Él. Satisfacemos nuestras vidas y llenamos nuestros vacíos con cualquier cosa de este mundo.

Algunos incluso no pasan tiempo con Él porque están haciendo cosas para Él. La actividad para Dios se ha convertido en el principal obstáculo. Solemos centrar nuestros esfuerzos en los cultos y eventos, antes que en los encuentros íntimos con el Señor. Anhelamos las señales, pero no estimamos su presencia.

David podía vivir sin la bendición de Dios, pero no sin SU PRESENCIA: “Señor, busco conversar contigo y aquí estoy para adorarte con todo mi corazón. No te alejes de mí... ¡No me dejes solo, no me abandones!”, Salmo 27:8-9, (PDT).

El servicio a Dios no reemplaza tu comunión con Él. Ni el aplauso de las multitudes o la popularidad se comparan al placer de disfrutar de su presencia. No busques la aprobación de la gente. Busca la ‘fama’ pero solo en el cielo; busca la aprobación pero solo la que viene de Dios, tal como dice Romanos 2:29b: “...una persona con un corazón transformado busca la aprobación de Dios, no la de la gente”, NTV.

Imitemos a los discípulos que iban a Emaús. Aunque no reconocieron que quien caminaba con ellos era el mismo Jesús, con todo, le rogaron insistentemente: “Quédate con nosotros” y la Biblia dice que Jesús “se quedó con ellos”, Lucas 24:29.

Tiene que llegar el momento en que desesperemos por su PRESENCIA. ¡Basta ya de encuentros esporádicos! Tengamos conciencia de su presencia cercana: “Como dijo Dios: Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo”, 2ª Corintios 6:16 (NTV).

¡Qué tristeza! No amamos a Dios y tampoco amamos a la gente: “Cuiden ustedes de las personas que Dios dejó a su cargo, pues ellas pertenecen a Dios, 1ª Pedro 5:2ª (TLA). Hay líderes que dicen: “esas son mis ovejas”. San Agustín dijo: “¡Qué dices! ¿Mis ovejas? Si decimos mis ovejas Cristo perdió las suyas y terminamos hurtando lo que le pertenece a Dios”. No le robes las ovejas al Señor, no son tuyas, tampoco nuestras, SON DE DIOS. ¡Ámalas, cuídalas y sírvelas motivado únicamente por el amor genuino a tu Salvador y Señor!

“Que desde este día pueda amarte en la intimidad y mi servicio surja del amor a tu persona. Ayúdame con tus fuerzas. En Jesús, amén”.

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Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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