Dios Está en ControlSample

Día 5: Confianza en Tiempos de Prueba

La fe no se prueba en días de calma, sino en las tormentas que jamás habrías elegido.

“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia" (Santiago 1:2-3 NVI).

Es fácil decir “Dios es fiel” cuando la vida es ordenada: salud estable, relaciones pacíficas, cuentas al día. Pero ¿qué pasa cuando todo cambia? ¿Cuando un diagnóstico te sorprende, una relación se fractura o un sueño largamente acariciado se hace añicos? Esos son los momentos en que los versículos memorizados y los cánticos dominicales cobran verdadera importancia.

Las pruebas no son evidencia de que Dios te haya abandonado. No son castigo. Son el fuego purificador de Dios. Como el oro en el horno, la fe se prueba en el calor: el fuego no crea la fe, sino que expone lo genuino y quema lo falso.

"Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien dolorosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella" (Hebreos 12:11 NVI).

Job lo comprendió. Tras perder riquezas, hijos, salud y soportar el desánimo ajeno, declaró: «Aunque Él me mate, en Él esperaré». No fue automático; fue una decisión deliberada de confiar en Dios por encima de las circunstancias.

Confiar con todo el corazón no se trata de ignorar el dolor ni de fingir que todo está bien. Se trata de llevar nuestras emociones más crudas: miedo, frustración, ira y confusión a Dios y creer que Él puede con todo.

Cuando todo se desmorona, Dios permanece presente, fiel, bueno e inmutable. Es entonces cuando aprendemos lo que es una fe inquebrantable. Confiar es creer en su corazón, incluso cuando no entendemos sus acciones.

Mi oración:

Señor, reconozco que las pruebas a menudo me sacuden. Enséñame a confiar en tu bondad incluso cuando no entiendo lo que haces. Refina mi fe, ancla mi esperanza en ti y muéstrame tu suficiencia en cada valle. En el nombre de Jesús, amén.

Reflexiona:

1. ¿Cómo se ha puesto a prueba tu fe recientemente? ¿Qué reveló sobre dónde reside realmente tu confianza?
2. En momentos difíciles, ¿a quién acudes primero en busca de consuelo: a Dios o a otra cosa?

(Si este devocional te animó, compártelo con alguien que necesite la misma esperanza en Jesús).