Brazos Vacíos, Corazón Que Aún CreeSample

Dolor, preguntas y el silencio de Dios

La noticia de un bebé es de gran alegría para muchísimas parejas. Las madres hacemos planes casi que inmediatamente recibimos la noticia. Yo estaba preparando la forma en que iba a darle la noticia a mi familia, especialmente a mi primera hija, quien por años había orado y había tratado de convencernos de darle un hermanito. El plan se frustró y se transformó en un dolor profundo y desconocido.

La pérdida de un hijo en el vientre es una herida invisible pero profundamente real. En mi caso, el embarazo ectópico no solo acabó con la ilusión de tener a mi bebé, sino que me dejó preguntas que me dolían el alma: ¿Por qué, Dios? ¿Dónde estás en medio de esto? En este punto me sentía molesta con Dios por no responder a mis preguntas y por no “obrar un milagro” en mi embarazo, Dios decidió que yo pasara por eso.

El dolor cubrió totalmente mi vista de Dios y no entendía nada sobre la soberanía de Dios hasta que pasé por esta experiencia. Poco a poco lo fui entendiendo. (Pero debo confesar que hay preguntas que aún no tienen respuesta, he entendido lo que Dios ha querido que entienda)

Dios no está lejos del que sufre. Él está cerca, aun cuando no entendemos. Él llora contigo. Y en medio del dolor, su amor sigue firme.