3 TemoresSample

El mundo está atado al terror porque ha escogido caminar en tinieblas. La Escritura lo dice con claridad: prefirieron las tinieblas a la luz, y esa decisión trae consecuencias profundas. Pero en este contexto —en esa cena tan especial— hay otro tipo de temor.
Después de que Judas sale del aposento, los discípulos que quedan deben enfrentar un temor distinto. Ya sabían que había enemigos allá afuera. Jesús les había advertido incluso que había un enemigo entre ellos: “Uno de ustedes me va a traicionar.” (Juan 13:21-30). Pero ahora, además de eso, estaban luchando con la idea de que su Salvador será quitado de su lado.
Quiero hablar de dos temores más con los que también lidiamos hoy:
El primero es el temor a lo que está afuera. Ese temor a lo que hay fuera de la Iglesia, fuera de tu casa, fuera de tu entorno cristiano, fuera de tu lugar de oración. Ese “afuera” que muchas veces sentimos como una amenaza constante.
Los discípulos pensaban en los soldados romanos, en los fariseos, en los saduceos… en la sensación de muerte que los rodeaba. Todo lo que podía pasar una vez que salieran de ese lugar. Y también pensaban en sus propios corazones: ¿Seré yo el que va a traicionar al Señor? ¿Qué voy a hacer si le pasa algo a mi Salvador? ¿Cómo voy a responder? ¿Me mantendré firme?
Y esas también son nuestras preguntas hoy, como cristianos: ¿Qué pasará si el mundo viene y me tienta? ¿Me sostendré firme en mi fe? ¿Resistirá mi esperanza ante el ataque del mundo? Y aunque estos temores son reales y legítimos, Jesús ya ha dado provisión para ellos.
Cuando leemos este pasaje (1 Corintios 11:23–27), encontramos una imagen poderosa: Jesús, sabiendo que sus discípulos están llenos de temor, de dudas y de preguntas… toma un pedazo de pan, lo parte, y se los entrega. Luego toma la copa y les dice: “Esto es mi cuerpo… esta es mi sangre… haced esto en memoria de mí.”
Es decir: “Aliméntense de mí. Nútranse de mí. Reciban su provisión. No caminen solos.” Y esto nos conecta con el principio mismo de las Escrituras. Génesis 2:16 dice: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer.”
Fíjate que el primer mandamiento de Dios en la Biblia no es una prohibición, no es un “no hagas”. Es un “come”. Un “recibe”. Una invitación a vivir desde la provisión de Dios. Ahora, en este momento tan tenso, Jesús repite ese principio eterno: “Este soy yo. Coman de mí. Coman de mi mesa. Abracen mi palabra. Aliméntense… porque el camino sigue.” Y solo cuando nos alimentamos de su provisión, no de la nuestra, podremos enfrentar el temor a lo que hay afuera.
Aprendamos de Juan. Juan 13:23 nos dice: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.” Juan reposó su cabeza sobre el pecho de Jesús, y allí escuchó su corazón. Y cuando escuchas el corazón de Cristo, puedes recibir la perspectiva correcta sobre lo que está pasando tanto adentro como afuera.
About this Plan

“Tres temores” de Andrés Vargas es un plan devocional de cinco días que reflexiona sobre la última cena de Jesús y los distintos tipos de temor que enfrentaron sus discípulos. A través del ejemplo de Judas Iscariote, el rechazo del mundo y el miedo al futuro, el autor explora cómo el temor afecta nuestra relación con Dios. La enseñanza central es que solo en Cristo, su provisión y su Iglesia, podemos superar estos temores. Es un llamado a la obediencia, la confianza y la comunión con Dios en medio de la oscuridad.
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