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La obsesión que destruyeSample

La obsesión que destruye

DAY 1 OF 7

Una creación divina.

Dios creó a Adán y Eva para que vivieran una relación sana y armoniosa, donde su amor mutuo reflejara Su voluntad.

Esa relación debía estar caracterizada por la intimidad, el respeto y la entrega, con el deseo de darse completamente el uno al otro.

Sin embargo, con la entrada del pecado en el mundo, este proyecto divino fue distorsionado. El pecado transformó el don de la unión en un impulso egoísta, muchas veces ignorando las necesidades y los deseos del otro.

El pecado alteró la visión del deseo sexual, que de ser un acto de intimidad y amor, se convirtió en una búsqueda de satisfacción personal, olvidando al compañero.

La lujuria es un deseo intenso y devorador, centrado únicamente en satisfacer las propias necesidades.

Empuja a las personas a buscar gratificaciones inmediatas, sin considerar las implicaciones emocionales o espirituales de sus acciones.

El amor verdadero, en cambio, se basa en el sacrificio, la entrega y el cuidado del otro. Pablo, en su carta, describe así el amor auténtico: "El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece".

Esto nos enseña que amar de verdad significa dejar de lado los propios deseos por el bien del otro.

La lujuria, en cambio, oscurece estos sentimientos nobles, transformando el amor en un acto egoísta.

En este contexto, la pornografía representa un problema grave.

Alimenta la lujuria y reduce al otro a un simple objeto sexual, deformando la realidad de las relaciones íntimas.

La pornografía genera expectativas irreales y despersonaliza la experiencia del amor.

Aunque pueda parecer inofensiva, mina los fundamentos de relaciones sanas, dificultando ver al otro como un compañero con dignidad y valor.

La pornografía no es un simple entretenimiento, sino una trampa que daña profundamente las relaciones.

Para construir vínculos significativos y duraderos, es esencial reconocer los peligros y comprometerse a cultivar un amor verdadero.

Este amor debe ser paciente, amable y respetuoso: bases de una vida en pareja sana y plena.

Solo abrazando estos valores podremos redescubrir la belleza de las relaciones íntimas, tal como Dios las concibió desde el principio.

About this Plan

La obsesión que destruye

La pornografía es una amenaza sutil para las relaciones humanas, ya que distorsiona la idea de intimidad y reduce al otro a un simple objeto de deseo. Alimenta la lujuria y se convierte en un obstáculo para vivir un amor auténtico y profundo. Sin embargo, Dios nos ofrece una solución a través de un amor basado en el sacrificio, el respeto y el cuidado mutuo. Siguiendo Sus enseñanzas, podemos redescubrir la verdadera belleza de las relaciones íntimas, aprendiendo a valorar al otro y a construir vínculos sanos, lejos de las trampas de la pornografía y fundados en una comunión verdadera.

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