La obsesión que destruyeSample

Las malas compañías
El problema de la pornografía no se puede enfrentar con medias tintas ni sin compromisos; requiere una intervención decidida y radical.
Pablo nos exhorta a “revestirnos del Señor Jesucristo y no proveer para los deseos de la carne”.
Esto significa que no podemos permitirnos dejar espacio al pecado ni aceptar compromisos.
Toda forma de pecado, incluida la pornografía, debe ser enfrentada con firmeza.
No se puede reducir poco a poco un problema tan arraigado; se necesita un corte claro con todo lo que nos daña espiritual y moralmente.
Como ya se mencionó, evitar situaciones que puedan inducirnos a la tentación es un paso fundamental.
Cuanto menos estemos expuestos a lo que nos tienta, más lograremos mantener nuestra pureza y fidelidad a Dios.
Esto significa tomar decisiones sabias sobre qué ver, qué sitios visitar y con quién pasar nuestro tiempo.
La Escritura nos recuerda: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.
Al proteger nuestro corazón y nuestra mente, reduciremos el poder que las tentaciones pueden ejercer sobre nosotros.
También las personas con las que nos rodeamos son cruciales.
Si alguien intenta arrastrarnos hacia comportamientos errados, es importante ser claros y decidir tomar distancia.
No permitamos que sus influencias nos aparten de nuestra integridad.
Tomar una postura clara nos ayudará a fortalecer nuestra determinación de seguir el camino de Dios.
La Biblia nos advierte que “las malas compañías corrompen las buenas costumbres”.
Rodeémonos de personas que apoyan nuestro camino de pureza y nos animan a tomar decisiones correctas.
Eliminemos los malos hábitos de raíz.
Si hay pensamientos, comportamientos o prácticas que nos llevan hacia la pornografía, eliminémoslos de nuestra vida sin dudar.
No dejemos espacio a compromisos o zonas grises; enfrentemos el problema con decisión, eliminando todo lo que nos aleja de Dios.
Recordemos que Jesús murió y resucitó para ofrecernos una vida libre de toda forma de esclavitud.
Pablo nos dice: “Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados”.
La libertad que Cristo nos ofrece es total, e incluye la liberación de cualquier esclavitud, incluidas las adicciones.
Abracemos esta libertad con firmeza, sabiendo que con la ayuda de Dios podemos vivir una vida plena y libre de las cadenas del pecado.
About this Plan

La pornografía es una amenaza sutil para las relaciones humanas, ya que distorsiona la idea de intimidad y reduce al otro a un simple objeto de deseo. Alimenta la lujuria y se convierte en un obstáculo para vivir un amor auténtico y profundo. Sin embargo, Dios nos ofrece una solución a través de un amor basado en el sacrificio, el respeto y el cuidado mutuo. Siguiendo Sus enseñanzas, podemos redescubrir la verdadera belleza de las relaciones íntimas, aprendiendo a valorar al otro y a construir vínculos sanos, lejos de las trampas de la pornografía y fundados en una comunión verdadera.
More
Related Plans

Joyfully Expecting!

Between the Altar and the Father’s Embrace

God’s Word, Her Mission: Encouragement for Women Helping Build God’s Kingdom by Wycliffe Bible Translators

And He Dwelt

The Layoff Test: Trusting God Through a Season of Unemployment

Finding Joy

Elijah: A Man Surrendered to God

Men of the Light

The Power of Biblical Meditation
