La obsesión que destruyeSample

Un regalo precioso
Nuestra sexualidad es un regalo precioso de Dios, creado con un propósito profundo y divino.
Dios diseñó la sexualidad para ser vivida en el amor dentro del matrimonio, como una expresión de intimidad y unión entre esposo y esposa.
Cuando Dios bendijo a Adán y Eva, les dijo que fueran fecundos y se multiplicaran, subrayando así el lugar sagrado que la sexualidad ocupa en Su plan.
No se trata simplemente de un acto físico, sino de una manifestación de amor y entrega mutua, un símbolo de la relación exclusiva y duradera que Dios desea para cada pareja.
Sin embargo, la pornografía y la lujuria distorsionan este regalo.
En lugar de traer satisfacción, crean un vacío que se hace cada vez más profundo.
El placer pasajero que ofrece la pornografía nunca sacia de verdad y, con el tiempo, convierte a la persona en esclava de deseos insaciables.
La necesidad de buscar nuevos estímulos crece sin parar.
Este círculo vicioso nunca trae paz ni gozo duradero, sino solo una creciente insatisfacción.
Los problemas sexuales y relacionales que causa la pornografía y la lujuria no se limitan al ámbito personal.
Afectan fuertemente las relaciones de pareja y el matrimonio.
De hecho, la pornografía altera la percepción de la sexualidad, haciendo que se vea al otro como un objeto que debe satisfacer, en lugar de un compañero para amar.
Esto produce una desconexión emocional y espiritual en el matrimonio, aumentando las incomprensiones y tensiones.
Pablo advierte a los creyentes sobre la tolerancia a comportamientos inmorales dentro de la Iglesia, subrayando la importancia de mantener la pureza sexual como reflejo de la voluntad de Dios.
Las consecuencias morales y espirituales de estas dependencias pueden ser devastadoras.
La lujuria y la pornografía no solo dañan la relación entre esposo y esposa, sino que también debilitan la relación personal con Dios.
En lugar de caminar en la libertad y la integridad que Dios preparó para nosotros, uno se encuentra atrapado en una espiral de pecado y culpa.
Es fundamental entender que Dios desea para nosotros una vida de santidad y libertad, lejos de la esclavitud de las adicciones sexuales.
Para vivir plenamente el regalo de la sexualidad que Dios creó, debemos volver nuestra mirada hacia Él, respetar Sus principios y dejar atrás todo lo que pueda distorsionar Su perfecto diseño para el amor y la familia.
Scripture
About this Plan

La pornografía es una amenaza sutil para las relaciones humanas, ya que distorsiona la idea de intimidad y reduce al otro a un simple objeto de deseo. Alimenta la lujuria y se convierte en un obstáculo para vivir un amor auténtico y profundo. Sin embargo, Dios nos ofrece una solución a través de un amor basado en el sacrificio, el respeto y el cuidado mutuo. Siguiendo Sus enseñanzas, podemos redescubrir la verdadera belleza de las relaciones íntimas, aprendiendo a valorar al otro y a construir vínculos sanos, lejos de las trampas de la pornografía y fundados en una comunión verdadera.
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