Un Servicio De Devoción ApasionadaSample

Día 2: Encontramos a Jesús en el acto de servir

Cada acto de servicio apunta a Cristo; cada vez que servimos al Rey, lo hacemos con un propósito eterno: hacer discípulos de Cristo, tal como lo ordenó Jesús en la Gran Comisión:
"Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:18-20 NVI).

No importa cuál sea tu rol: si acomodas autómoviles en el estacionamiento, cantas en el coro, preparas las sillas, cuidas niños o sirves desde tu casa vía web, todo apunta a Cristo. Cada función tiene valor porque está al servicio del propósito más alto: que otros conozcan a Jesús.

Tenemos la certeza de que nuestro trabajo para Cristo nunca será en vano; Dios valora cada esfuerzo hecho para su gloria. Aunque a veces no veamos resultados inmediatos, el fruto está garantizado por su Palabra:
“Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano" (1 Corintios 15:58, NVI)

Tu servicio tiene un impacto eterno, incluso cuando no lo notas. Cuando sirves con el corazón de Cristo, no solo haces tareas físicas: estás sembrando la Palabra viva de Dios, y esa semilla siempre produce fruto.

Philip Yancey, en su libro Sobreviviente, afirma que servimos a los necesitados (de Cristo) no sólo para entregarles a Jesús, sino también para encontrar a Jesús en ellos.

Dios usa el servicio para moldear nuestro carácter; el servicio no sólo transforma a otros, sino que nos transforma a nosotros. Es en medio de la entrega donde Dios trabaja en nuestro corazón: lo hace agradecido, generoso, lleno de gozo, paciencia y sabiduría.

Dios no busca manos que solo actúan, sino corazones que lo reflejan.Fuimos creados para esto: para servir como Jesús.
Si fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, y Jesús vino a servir, entonces servir es parte esencial de nuestra identidad como hijos de Dios.

Jesús es nuestro modelo. Él no vino a ocupar un trono, sino a lavar pies. Por eso, servir no es una tarea más, es un llamado eterno.

Cuando sirves, predicas con tus acciones. Cuando sirves, siembras vida.
Cuando sirves, encuentras a Jesús.
Y cuando sirves con fidelidad, Dios te moldea para parecerte más a su Hijo.

Oración:

Amado Jesucristo, gracias por el privilegio de servirte y representar tu nombre. Reconozco que no soy digna(o) por méritos propios, pero tú me has hecho parte de tu obra. Aunque no es una tarea fácil, te ruego que respaldes lo que tú mismo decidiste: permitirme servirte. Señor, te pido que sigas trabajando en mi corazón a través del servicio, moldeándome conforme a tu voluntad. Amén.