Volver a VivirSample

¿Y si no puedo perdonarme?

Muchas veces me cuesta más perdonarme a mí mismo que perdonar a otros.

Incluso mientras escribo esto, hay cosas del pasado que todavía me pesan.

Errores que cometí, decisiones que me marcaron… y que, a veces, siento que son como esas cicatrices de varicela que uno se revienta sin querer y que se quedan ahí, en la piel, como un recordatorio constante.

El pasado puede marcarnos. Pero no tiene que definirnos.

Una de las mentiras más fuertes que Satanás ha usado siempre es hacernos creer que, después de fallar, ya no hay propósito para nosotros. Que estamos rotos para siempre.

Nos distrae, nos mete ruido en la cabeza, y nos hace pensar que lo mejor que podemos hacer es quedarnos como estamos.

¿Te suena familiar?

Eso mismo le pasó al pueblo de Israel.

Pasaron más de 400 años esclavizados, soñando con libertad. Pero cuando por fin salieron de Egipto… querían volver.

¿Por qué? Porque avanzar duele. Porque dejar el pasado cuesta.

Lo mismo nos pasa a nosotros.

A veces no avanzamos porque hemos abrazado identidades equivocadas:

– “Yo soy mi error”.

– “Esto es todo lo que puedo llegar a ser”.

– “Dios ya no puede usarme”.

Pero Dios sabía esto. Por eso, una y otra vez, llamó a su pueblo a salir.

A dejar el pasado.

A caminar hacia algo mejor, incluso si no lo podían ver aún.

Incluso cuando preferían seguir a otros dioses o deseos.

Hoy, Dios también te llama a ti.

A salir de tu pasado.

A avanzar, incluso con miedo.

A creer que hay una tierra prometida esperándote, aunque todavía estés en el desierto.

Preguntas para reflexionar

1. ¿Qué parte de tu pasado sientes que te sigue definiendo?
2. ¿Hay algo que necesitas soltar hoy para poder avanzar?
3. ¿Qué mentiras estás creyendo sobre ti mismo que Dios no dice?
4. ¿Qué sería un pequeño paso hoy para moverte hacia la "tierra prometida"?

Oración

Dios, a veces siento que no merezco avanzar. Me cuesta perdonarme y sigo viendo mi pasado como una marca que nunca se va a borrar. Pero hoy quiero creer lo que tú dices de mí. Ayúdame a dejar el pasado en tus manos y a caminar hacia lo que tienes preparado. Aunque duela, aunque dé miedo, quiero avanzar contigo. Amén.